El Arte de la Historia

La Historia no es una ciencia, es un arte. Anatole France

Brujería en la España del siglo XVII. El proceso de Zagarramurdi


Brujería en la España del siglo XVII

El proceso de Zagarramurdi

webheptagrama

La Brujería

Durante los siglos XVI, XVII y XVIII en muchos lugares de Europa y Norteamérica se produjeron las «cazas de brujas» que acabaron con miles de mujeres (los brujos fueron minoría) en la hoguera o degolladas, siendo especialmente diligentes en este aspecto los calvinistas y los luteranos [Lutero llegó a afirmar que los diablos habitaban en «los loros y en las cotorras, en los monos y macacos, para que ellos puedan así imitar a los hombres»]. En España, en ninguno de los territorios que conformaban la monarquía hispánica, se dio este fenómeno con la virulencia que tuvo en estos lugares, donde algunos autores hablan de centenares de miles de condenados a muerte. Esta realidad parece desilusionar a algunos autores y eruditos que hubieran preferidos procesos escandalosos para aumentar la venta de libros, artículos, documentales, etc., pero como lo que se sabe es que aquí se actuó «racionalmente» en comparación con las atrocidades que se dieron más allá de los Pirineos, parece que no es tan llamativo.

Pentagrama

Pentagrama

Este hecho diferenciador hispano (positivo en este caso) tiene varias explicaciones que tan sólo apuntaré. En primer lugar los teólogos hispanos habían sido los principales artífices intelectuales de la contrarreforma católica que culminó en Trento y, por lo tanto, centraron sus esfuerzos en parar las herejías que podían derivar en el protestantismo, aparte de su acoso a los criptojudíos. Por otro lado, la Inquisición española alcanzó tal grado de eficacia que le llevó a desarrollar una profunda reglamentación y metodología en los procesos judiciales que se tradujo por extensión en garantías procesales para los inculpados; claro que hablar de garantías en procesos que admitían la tortura como sistema probatorio es cuanto menos arriesgado, pero en comparación con otros tribunales europeos de la época (tanto eclesiásticos como civiles) sí puede realizarse tal afirmación. Hay que indicar que este fenómeno se produjo en todos los reinos y provincias de la monarquía hispánica a pesar de que cada uno de ellos contaba con tribunales propios y cuerpos legislativos diferentes. Y esto se debe a que la «Suprema» era el único tribunal que tenía jurisdicción en todos los territorios hispánicos, de ahí que los procesos fueran muy similares en todos los lugares al entrar esta práctica dentro de sus atribuciones desde que las Cortes de 1598 acordaran que los delitos de maleficios eran casos privativos de la Inquisición y que las demás autoridades judiciales se debían abstener de intervenir en ellos.

Por último, sin querer agotar las causas, conviene señalar la cotidianeidad de la magia y de lo exotérico en la sociedad española del siglo XVII a todos los niveles: reyes que consultaban astrólogos; validos que hacían conjuros para engendrar; alcahuetas que creaban virginidades y curaban impotencias;… [Nada nuevo: son los mismos temas con los que hoy nos fríen los «spam»]. Incluso Felipe II (el rey Prudente que le llamaban) reunió en su biblioteca numerosos libros con temas que hoy definiríamos como paranormales y sobrenaturales; el propio palacio del Escorial está construido bajo arcanos mágicos de la época; incluso un presidente de la Inquisición recurrió a un niño que se decía que podía hablar con Lucifer para que le preguntara sobre el mal que acechaba a Carlos II (El Hechizado, por cierto). Esta realidad social contribuyó, sin duda, a relativizar las prácticas de la brujería y ajustar mejor su trascendencia.

Esta peculiaridad ha derivado en atribuir a la sociedad intelectual española de la edad moderna una característica denominada «racionalismo hispano», en la que se basaría su actuación y que se fundamentaba en la negación de la brujería como herejía. De todas formas, los procesos judiciales contra la brujería se sucedieron durante todo el siglo XVII; siendo la gravedad de las penas el verdadero elemento diferenciador, pues estas fueron casi siempre de rango menor y orientadas más a reconducir conductas morales y sociales que a la erradicación de actividades heréticas (que hubieran sido mucho más graves).

El proceso de Zagarramurdi

El Aquelarre o El gran Cabrón. Francisco de Goya

El Aquelarre o El gran Cabrón. Francisco de Goya

Esta tendencia intelectual se plasmó de forma nítida en un hecho histórico que tendría como consecuencia más inmediata que a partir de entonces jamás se produjeran en España juicios multitudinarios y masivos por brujería como los que se produjeron en Europa (en algunos lugares de centro Europa hasta incluso entrado el siglo XIX). Me estoy refiriendo al proceso de brujas de Zagarramurdi.

La historia comenzó en la zona del País Vasco francés de Labourd, adonde se había enviado al juez Pierre de Lencre, consejero y parlamentario de Burdeos de origen vasco (se apellidaba Arostegui) a eliminar los numeroso brotes de brujería que se estaban denunciando en la zona desde hacía unos años. Según este personaje la brujas mataban niños, destruían cosechas, practicaban aquelarres lascivos, misas negras, etc. Este juez con veleidades místicas inició una gran represión que generó un pánico en toda la zona que se extendió a las comunidades vecinas de Navarra, País Vasco y La Rioja

Una joven bruja arrepentida de origen francés inició la espiral de delaciones y acusaciones. Se presentó ante el vicario de Zagarramurdi y denunció a sus cómplices, entre los que se incluían sus propios padres que habían participado en su ritual de iniciación. De esta acusación salieron unos imputados capitales dándose traslado del caso al Consejo provincial de la Inquisición en Logroño, que rápidamente comenzó la investigación. Así los inquisidores titulares, don Alonso Becerra Holguín y don Juan de Valle Alvarado, escribieron, el 13 de febrero de 1609, al Consejo de la General Inquisición de Madrid sobre el proceso que habían instruido contra seis brujas y brujos que así lo habían confesado ante el vicario de Zagarramurdi como brujos y apóstatas. Se trataba de Miguel de Goyburu, «rey de los Brujos», su esposa Graciana de Barrenechea, «reina del aquelarre», y las dos hijas y yernos de esta.

23209367Lo curioso fue que estos imputados habían acudido a Logroño a pedir justicia y a acogerse a la gracia que existía para los que voluntariamente se presentaban ante la Inquisición; negaron ante los inquisidores lo que habían afirmado en Zagarramurdi, alegando que fueron forzados a hacer su autoinculpación y que fueron sus vecinos los que levantaron los falsos testimonios sobre ellos. Pero precisamente el vecino que les acompañó como guía afirmó sin vacilar que efectivamente eran brujos al ser interrogado al respecto.

El Consejo de Madrid contestó el 11 de marzo de 1609 señalando el interrogatorio al que se debían someter los inculpados:

Preguntas que se han de hacer a los reos y testigos en materia de bruxas.

1º En qué días tenían las juntas y quanto tiempo estavan en ellas y a qué hora yvan y bolvían y si estando allá o yendo o viniendo oyan relox, campanas o perros o gallos del lugar más cercano y quánto estava el lugar más cercano de la parte donde se juntaban.

2º Si sabían los días y horas en que se havían de juntar; o, si havía alguna persona que las avesava y llamava y quien era.

3º Si tenían maridos, o mugeres, padres o madres, parientes y criados y si dormían en un mesmo aposento y si las hechavan menos alguna vez o vezes o qué es la causa porqué no las hechavan menos o si alguno de los susodichos las han reñido por esto.

4º Si criavan de leche y si llevavan las criaturas consigo, o; a quién las dexavan encomendadas o qué es lo que hazían de ellas.

5º Si y van vestidas o desnudas y dónde dexavan los vestidos y si los hallavan en la misma parte donde, o, en otra.

6º Quánto tiempo tardavan en ir desde sus casas al lugar de las juntas y qué espaçio y trecho ay hasta alla y si topavan a yda o buelta algunas personas y si yvan a prisa, o, despaçio, por sus pies o en pies ajenos, cada una por si, muchas de compañía a la yda y a la buelta; y si estando en las juntas vieron pasar o atravesar por la parte donde se hazían algunos caminantes pastores o otras personas

7º Si yendo o viniendo a las dichas juntas o estando en ellas por nombrar el nombre de I.H.S o por otra causa se han deshecho las juntas o quedadose en el camino sin poder el demonio darles más ayuda.

8º Si se juntan para yr a las dichas juntas y en qué parte, y si dizen algunas palabras y quáles y con qué unguento, y de qué se haze, y quién la haze, y si tienen el unguento o las cosas de qué se haze; y diziendo que la tienen, la haran buscar; y hallado lo muestren a médicos y boticarios para que declaren la confectión de que está hecha y los effectos que naturalmente pueden obrar.

9º Si para yr era necesario que se untasen o si fueron alguna vez y podian yr sin untarse.

10º Si entre junta y junta se communicavan unos con otros tratando de lo que havía pasado en la junta o juntas y de quándo havía de haver otra junta o de otras cosas tocantes a esto.

11º Si se confesavan en ese tiempo y si confesavan estas cosas a sus confesores y quántas vezes las confesaron, y si rescivían el Sanctísimo Sacramento y quántas vezes lo hizieron, y si dizían oraçiones de xrianos y quáles.

12º Si tenían por cierto que ban corporalmente a las dichas juntas o si con el dicho unguento se adormiesen y se les imprimen las dichas cosas en la imaginación o fantasía.

13º Si resultare muertes de niños o de otras personas, o, haver sacado los coraçones a los niños, se procure verificar estos delictos y actos con testigos

14º Quando examinaren algún testigo o reo le pregunten los cómplices y a cada uno de los complices le pregunten lo mismo para ber si contestan en los actos y delictos y en la complicidad, para que mejor se pueda averiguar y aclarar la verdad

El Auto de Fe de Logroño

El tribunal comenzó inmediatamente a realizar las investigaciones que la situación aconsejaba, en el transcurso de las cuales más de 300 personas fueron inculpadas. Los que intervinieron en el proceso de Logroño fueron: el licenciado don Juan del Valle Alvarado, don Alonso Becerra Olguín, de la orden de Santiago, y el licenciado don Alonso de Salazar y Frías, en calidad de inquisidores apostólicos del reino de Navarra y su distrito. También participaron el ordinario del obispado y cuatro consultores, como se desprende de las numerosas actuaciones inquisitoriales que concluirían con un auto de fe celebrado en Logroño los días 7 y 8 del mes de noviembre de 1610. En este auto de fe del total de inculpados salieron 53 sentenciados: 21 con insignias de penitentes; 21 con sambenitos con aspas de reconciliados; 5 estatuas de difuntos; y 6 con sambenitos y corozas de relajados.

webnohuboremedio24Si hacemos caso a la relación del auto de fe [ver más abajo] que imprimió Juan de Mongaston, de los 53 condenados, tan sólo 29 lo fueron por delitos de brujería: los once relajados y 18 de los reconciliados. El resto fueron condenados por otras causas, los penitenciados, que en general llevaron penas de destierro, pecuniarias y en algunos casos galeras, lo fueron por prácticas judaizantes, proposiciones heréticas, blasfemia o por suplantar ministros del Santo Oficio. Los reconciliados fueron por practicar en secreto otra religión diferente a la católica: un judío, un mahometano y un luterano; el resto por brujos. Su pena, en general: sambenito y cárcel de por vida. Los once relajados lo fueron todos por brujos, cinco en efigie por estar ya muertos, y su pena la muerte en la hoguera; todos ellos con asesinatos a su cargo según el tribunal.

En las sentencias de cada uno, se decían cosas horribles: que mataban niños, que chupaban su sangre, que obligaban a ritos horrendos, antropofagia, sodomía, incesto,… Lo cierto es que la lectura de la relación que se adjunta [y que recomiendo] está teñida de tintes tragicómicos; pues, junto a prácticas macabras como puede ser el desenterrar cadáveres para comerlos en el aquelarre, también se cuenta como los brujos y brujas trasformados en animales (gatos, perros, mulas, etc.) se dedicaba a asustar a los solitarios caminantes, o como tenían un sapo vestido que les recordaba las citas de los aquelarres, o encantamientos que los ocultaba de los que no fueran brujos, etc. Destacar, también, los parentescos que en muchos casos los unían: padres e hijos, hermanos, matrimonios, etc.

El Aquelarre. Francisco de Goya

El Aquelarre. Francisco de Goya

Para poder condenar por brujería era necesario que se dieran tres hechos acumulativos: Primero que se hubiera realizado un pacto con el diablo; segundo haber participado en aquelarres o «sabbat» donde se hubiera adjurado de la fe cristiana; y tercero haber usado de poderes sobrenaturales como volar, hacer maleficios, etc. Por eso la relación de delitos es exhaustiva y pormenorizada, tanto que para los once inculpados a muerte dura todo un día y otro para el resto. En algunos casos el número de asesinatos es elevadísimo: a Graciana Berrenechea, «reina del aquelarre», se le acusó de más de 20 muertes; a las hermanas «María Joanto y María Presoná», además de otros asesinatos, se les acusó de haber matado a petición del diablo cada una a un hijo de la otra; a María de Iriarte de matar a trece personas de las cuales nueve eran niños;…

La sentencia de Logroño era, sin duda, muy dura, pero consecuente con el «ambiente de la época» en medidas represivas destinadas a eliminar prácticas que pudieran socavar las ortodoxia religiosa; y la invocación y adoración al diablo no dejaban de serlo. Igualmente sus actuaciones son similares y parejas a las utilizadas en otros procesos y todo de acuerdo con el Malleus maleficarum, que fue el manual del juez de delitos de brujería en toda Europa.

Hay que señalar que entre el criterio de Alonso Salazar y los restantes inquisidores desde el momento inicial se produjeron evidentes discrepancias, ya que frente al criterio duro y riguroso de Alonso de Becerra y Juan del Valle, que creen ciegamente en la existencia de brujas y consideran deben ser castigadas de forma rigurosa, existe una oposición por parte de Salazar y Frías, que no admite su existencia y considera que son necesarias unas mayores pruebas, no aceptando la mayoría de los hechos denunciados o dando escaso valor a las declaraciones testificadas.

El informe de Alonso Salazar y Frías

webbrujasAlonso Salazar y Frías, que era un sacerdote más jurista que teólogo, una vez aprobada la sentencia transmitió sus objeciones y sus votos al consejo Supremo de la Inquisición rechazando el poder maléfico de la brujería e incluso la existencia misma de las brujas, ya que pensaba que estas prácticas eran obras del engaño y del fraude, merced a la ignorancia e ingenuidad de las gentes más simples, que a la intervención de Satanás. En esto coincidía con un prestigioso teólogo español, Pedro de Valencia, que veía en estas creencias una farsa con el sólo objeto de dar rienda suelta a las más bajas pasiones. En conclusión, un problema moral y social debido en gran parte a la ingenuidad de las gentes.

La Suprema encargó a Salazar una revisión sobre el proceso de Zagarramurdi. Este buen hombre realizó un minucioso estudio que le llevó a recorrer con un edicto de gracia en mano, los pueblos de la cuenca del río Ezcurra, los del valle del Baztán, los de las Cinco Villas y otros situados en el norte de Navarra. Existen en su estudio más de 1.800 interrogatorios a brujos y brujas confesas y arrepentidas, que se plasman en un grueso volumen de más de cinco mil páginas. Además analiza pacientemente las informaciones sobre los vuelos nocturnos, aquelarres, relaciones carnales con el diablo, etc. Llegando a demostrar la falsedad de muchas de las declaraciones de los propios imputados; así varias jóvenes que dijeron haber mantenido relaciones sexuales en los aquelarres con el diablo y otros brujos resultaron ser vírgenes tras el análisis de los médicos; los brebajes inocuos; los vuelos inventados, etc.

A medida que fue observando los casos, su criterio fue perfilándose más, hasta que llegó a dar como falsas la mayoría de las actuaciones atribuidas a los brujos al no existir pruebas suficientes, claras y concretas que revelen la realidad de los hechos y que, por tanto, las denuncias como las acusaciones en su gran mayoría eran producto de la imaginación.

Las cuatro brujas. Alberto Durero

Las cuatro brujas. Alberto Durero

Así lo escribió en el exhaustivo informe que remitió al Consejo de la Inquisición. Y así lo creyó la Suprema, que el 31 de agosto de 1614 dictó una instrucción acerca de los asuntos de brujería, en que se recogían casi todas las ideas de Salazar, destacando la conclusión de que las confesiones más graves fueron fruto del engaño y de la tortura. Las acciones que se adoptaron para atajar estos casos como norma general fueron desde entonces muy suaves: el envío de predicadores instruidos al objeto de volver a evangelizar a la población o el edificar ermitas y capillas en los lugares habituales de los aquelarres; y a los condenados en su gran mayoría no pasaron de impartirles castigos físicos menores o penas pecuniarias [hubo proceso de brujería con condenas de muerte, pero en estos casos siempre el tribunal «probó» que lo reos habían cometido crímenes con resultado de muerte].

El «racionalismo hispano»

Como bien afirman algunos historiadores, entre ellos Caro Baroja o K. Baschwitz, nos encontramos ante el hecho infrecuente y por eso muy destacable de la «victoria de la razón» frente a la habitual barbarie religiosa de estos siglos. Por esta razón el «proceso de Logroño a la brujas de Zagarramurdi» tendrá una gran repercusión posterior, pues gracias al trabajo de Salazar, entre otros, se llegaría a la Constitución Omnipotentis del papa Gregorio XV, publicada en 1623, en la cual se suavizan los procesos contra la brujería, y en particular en la parte en que se decreta que los brujos y hechiceros sólo serán entregados al brazo secular [que así se denominaba el traslado a los tribunales civiles para que fueran estos quienes ejecutaran la pena de muerte, pues la Iglesia tiene prohibido matar, según sus mandamientos] en los supuestos de que hubiera pacto con el diablo seguido de asesinato.

WebsueñoLa Inquisición Española, tan deleznable en otros casos, actuó en este de modo ejemplar y tras estos sucesos de Zagarramurdi y su proceso de Logroño pocos juicios de brujería figuran en los archivos inquisitoriales peninsulares con condenas capitales. Así, cabe resaltar un hecho indiscutible: si en España y sus colonias no se llegaron a quemar brujas al nivel de otros lugares de Europa fue básicamente gracias al Santo Oficio, que en multitud de ocasiones frenó iniciativas de tribunales civiles (señoriales, municipales, o reales) que hubieran acabado fatalmente en la quema de mujeres inocentes y en su gran mayoría incautas y simples.

Pues la ignorancia y la necedad unidas a la picaresca eran en verdad lo que se escondía (y se esconde) tras el mundo del «sabbat» con sus fiestas nocturnas convocadas al son de un cuerno soplado por el diablo a las que acudían volando los brujos y brujas sobre el palo de la escoba.

Relación del Auto de Fe de Logroño de 1610

Relación de las personas que salieron al Auto de Fe que los señores don Alonso Becerra Holguín, del hábito de Alcántara, licenciado Juan Valle Alvarado, y licenciado Alonso de Salazar y Frías, inquisidores apostólicos del reino de Navarra y su distrito, celebraron en la ciudad de Logroño en 7 y 8 días del mes de noviembre de 1610 años, y de las cosas y delitos por que fueron castigadas. [S.l]: Juan de Mongaston, 1611. [Signatura de la publicación en la Biblioteca Nacional de Madrid: VC/248/71]

Auto de Fe. Francisco Ricci

Auto de Fe. Francisco Ricci

Transcripción:

Auto de Fe

Relación de las personas que salieron al Auto de Fe que los señores don Alonso Becerra Holguín, del hábito de Alcántara, licenciado Juan Valle Alvarado, y licenciado Alonso de Salazar y Frías, inquisidores apostólicos del reino de Navarra y su distrito, celebraron en la ciudad de Logroño en 7 y 8 días del mes de noviembre de 1610 años, y de las cosas y delitos por que fueron castigadas.

Aprobación

Por comisión del señor doctor Vergara de Porres, chantre y catedrático de la colegial de la ciudad de Logroño, vicario por el señor obispo de Calahorra: yo fray Gaspar de Palencia, guardián del convento de San Francisco de la dicha ciudad de Logroño, y consultor del santo Oficio, vi y examiné una relación de los procesos y sentencias que se relataron en el Auto que celebraron los señores inquisidores en la dicha ciudad en 7 y 8 días del mes de noviembre de 1610 años, y hallo ser toda muy conforme a lo que se relató en dicho Auto, y ninguna cosa de la dicha sumaria relación es contra nuestra santa fe católica y buenas costumbres cristianas antes muy verdadera, y necesario que venga a noticia de todos los fieles para desengaño de los engaños de Satanás. Fecha en San Francisco de Logroño en 6 de enero de 1611. Fray Gaspar de Palencia.

Licencia

Nos el doctor Vergara de Porres, chantre y canónigo de la colegial de Nuestra Señora de la Redonda de esta ciudad de Logroño, y vicario en todo este arciprestazgo de la dicha ciudad por don Pedro Manso, obispo de Calahorra y la Calzada, del consejo del rey nuestro señor etc. Por las presentes y su tenor damos licencia a Juan de Mongaston, impresor, vecino de esta dicha ciudad, para que pueda imprimir esta sumaria relación del Auto de Fe que se ha celebrado en esta dicha ciudad en 7 y 8 días del mes de noviembre del año de 1610, sin incurrir en pena ni censura alguna; atento a no haber en ella cosa contra nuestra santa fe católica y buenas costumbres.

Dada en Logroño, a 7 de enero de 1611 años. El doctor Vergara de Porres. Por su mandato, Cristóbal de Enciso, notario.

Juan de Mongaston, impresor, al lector

Esta relación ha llegado a mis manos, y por ser tan sustancial, y que en breves razones comprende con gran verdad y puntualidad los puntos y cosas más esenciales que se refirieron en las sentencias de los reconciliados y condenados por la demoniaca seta de los brujos, he querido imprimirla, para que todos en general y en particular puedan tener noticia de las grandes maldades que se cometen en ella, y les sirva de advertencia para el cuidado con que todo cristiano ha de velar sobre su casa y familia.

Impresa con licencia en la muy noble y muy leal ciudad de Logroño, en este año de 1611 años.

AUTO

Este Auto de la Fe es de las cosas más notables que se han visto en muchos años, porque a él concurrió gran multitud de gente de todas partes de España y de otros reinos.

El sábado 6 días del mes de noviembre, se comenzó el Auto con una muy lucida y devotísima procesión, en que iban: lo primero, siguiendo un rico pendón de la cofradía del Santo Oficio, muy lucidos y bien puestos, todos con sus pendientes de oro y cruces en los pechos. Después iba gran multitud de religiosos de las órdenes de Santo Domingo, San Francisco, la Merced, la Santísima Trinidad y la Compañía de Jesús, de los cuales hay conventos en la dicha ciudad. Y para ver el dicho Auto, de todos los monasterios de la comarca había acudido tanta multitud de religiosos, que vino a ser tan célebre y devota esta procesión como jamás se ha visto. Al cabo de ella iba la Santa Cruz verde, insignia de la Inquisición, que la llevaba en hombros el guardián de San Francisco, que es calificador del Santo Oficio; y delante iba la música de cantores y ministriles. Y cerraban la procesión dos dignidades de la Iglesia colegial y el alguacil del santo Oficio con su vara, y otros comisarios y personas graves, ministros del santo Oficio; que todos en muy buen orden llevaron a plantar la Santa Cruz en lo más alto de un gran cadalso de ochenta y cuatro pies en largo y otros tantos en ancho, que estaba prevenido para el Auto, y con vistosos faroles y familiares de guarda estuvo toda la noche, hasta que el día siguiente, luego que amaneció, salieron de la Inquisición.

webSAMBENITOLo primero, cincuenta y tres personas que fueron sacadas al Auto en esta forma: veinte y un hombres y mujeres que iban en forma y con insignias de penitentes, descubiertas las cabezas, sin cinto y con una vela de cera en las manos; y los seis de ellos con sogas a la garganta, con lo cual se significa que habían de ser azotados. Luego se seguían otras veinte y una personas con sus sambenitos y grandes corozas con aspas de reconciliados, que también llevaban sus velas en las manos, y algunos sogas a la garganta. Luego iban cinco estatuas de personas difuntas con sambenitos de relajados, y otros cinco ataúdes con los huesos de las personas que se significaban por aquellas estatuas. Y las últimas iban seis personas con sambenito y corozas de relajados. Y cada una de las dichas cincuenta y tres personas, entre dos alguaciles de la Inquisición, con tan buen orden y lucidos trajes los de los penitentes, que era cosa muy de ver.

Tras ellos iba, entre cuatro secretarios de la Inquisición en muy lucidos caballos, una acémila, que en un cofre guarnecido de terciopelo llevaba las sentencias. Y en lo último iban a caballo los señores inquisidores doctor Alonso Becerra Holguín, licenciado Juan de Valle Alvarado, y licenciado Alonso Salazar y Frías, llevando en medio al más antiguo, acompañados del estado eclesiástico al lado derecho, y de la justicia y regimiento al lado izquierdo; y un poco delante iba en medio de la procesión el doctor Isidoro de San Vicente con el estandarte de la Fe, puestos en muy buen orden, que representaba todo grande autoridad y gravedad.

Llegados al cadalso los penitentes, fueron puestos en unas gradas muy altas que estaban en él, por bajo de la Santa Cruz: las once personas que habían de ser relajadas, que eran cinco hombres y seis mujeres, en la más alta grada; y luego los reconciliados; y en lo más bajo los que habían de ser penitenciados. Y de la otra parte del tablado, enfrente, se subía por once gradas al sitial donde se pusieron los señores inquisidores, teniendo el estado eclesiástico a la mano diestra, y la ciudad y caballeros a la siniestra. Y en lo más alto de la grada primera se sentó el fiscal del santo Oficio con el estandarte. Y los consultores y calificadores, y los religiosos y eclesiásticos, se acomodaron en dichas gradas, que cabrían hasta mil personas. Todo lo restante del tablado estaba lleno de caballeros y personas principales. Y en medio se levantaba un púlpito cuadrado en que se ponían los penitentes cuando se les leían las sentencias por los secretarios del santo Oficio, que para leerlas se subcedían en otros dos púlpitos que estaban en partes cómodas del tablado.

webhogueraComenzose el Auto por un sermón que predicó el prior del monasterio de los Dominicos, que es calificador del santo Oficio. Y aquel primero día se leyeron las sentencias de las once personas que fueron relajadas a la justicia seglar, que por ser tan largas y de cosas tan extraordinarias ocuparon todo el día hasta que quería anochecer, que, la dicha justicia seglar, se encargó de ellas y las llevó a quemar, seis en personas y las cinco estatuas con sus huesos, por haber sido negativas, convencidas de que eran brujas y habían cometido grandes maldades. Excepto una que se llamaba María de Zozaya, que fue confitente, y su sentencia de las más notables y espantosas de cuantas allí se leyeron; y por haber sido maestra y haber hecho brujos a gran multitud de personas, hombres y mujeres, niños y niñas, aunque fue confitente, se mandó quemar por haber sido tan famosa maestra y dogmatizadora.

El lunes siguiente, cuando amaneció, estaban ya puestos en el cadalso todos los demás penitentes, y debajo de su dosel los señores inquisidores con el estado eclesiástico y ciudad, y todo lo demás dispuesto en la forma que estuvo el día atrasado, y se volvió a proseguir el Auto por un sermón que predicó el provincial de la orden de San Francisco, que es también calificador del santo Oficio.

Y luego, comenzaron a leer las sentencias de dos famosos embusteros, que fingiendo ser ministros del santo Oficio, habían cometido grandes maldades. Uno de ellos fue desterrado de todo el distrito de la Inquisición. Y el otro que pagase y restituyese gran cantidad de dinero que había estafado con embustes y maldades que cometió so color del santo Oficio; diéronsele doscientos azotes y fue desterrado perpetuamente de todo el distrito de la Inquisición, y los cinco años a las galeras, a remo y sin sueldo.

Otros seis fueron castigados por blasfemos con diversas penas. Otros ocho, por diversas proposiciones heréticas, fueron castigados con abjuración de Leví, destierro y otros castigos, conforme a la gravedad de sus delitos. Otros seis, cristianos nuevos de judíos, los cuatro de ellos porque guardaban los sábados, y en ellos se ponían camisas y cuellos limpios y mejores vestidos y hacían otras ceremonias de la ley de Moysén, abjuraron de Leví con destierro y otras penitencias; y otro porque había cantado diversas veces este cantar: «Si es venido, no es venido, El Mesías prometido»; y por otras proposiciones erróneas que había dicho, fue castigado con la misma pena. El otro, por haber sido judío judaizante por tiempo de veinte y cinco años, y haber pedido misericordia con lágrimas y demostración de arrepentimiento, fue admitido a reconciliación con sambenito y cárcel, en la casa de la penitencia del santo Oficio. Un moro, que confesó haberlo sido con apostasía, fue reconciliado con sambenito y cárcel perpetua. Otro, por haber sido luterano, creyendo y teniendo proposiciones de la secta de Lutero, fue también reconciliado con sambenito y cárcel perpetua, y se le dieron cien azotes.

Las diez y ocho personas restantes fueron reconciliadas por haber sido toda su vida de la secta de los brujos, buenas confitentes, y que con lágrimas habían pedido misericordia, y que querían volverse a la fe de los cristianos. Leyéronse en sus sentencias cosas tan horrendas y espantosas, cuales nunca se han visto; y fue tanto lo que hubo que relatar, que ocupó todo el día desde que amaneció hasta que llegó la noche, que los señores inquisidores fueron mandando cercenar muchas de las relaciones, porque se pudiesen acabar en aquel día. Con todas las dichas personas se usó de mucha misericordia, llevando consideración mucho mas al arrepentimiento de sus culpas que a la gravedad de sus delitos y al tiempo en que comenzaron a confesar; agravándoles el castigo a los que confesaban más tarde, según la rebeldía que cada cual había tenido en sus confesiones.

Auto de Fe. Francisco de Goya

Auto de Fe. Francisco de Goya

Acabado el Auto al punto que anochecía, las veinte y una personas que habían de ser reconciliadas fueron llevadas a las gradas de la parte donde estaba el dosel y tribunal del Santo Oficio, y puestos de rodillas en la grada más alta, se hizo un solemnísimo y devotísimo acto, con que fueron recibidas a reconciliación y absueltas de la excomunión en que estaban por el señor doctor Alonso Becerra y Holguín, inquisidor más antiguo; y esto se hizo con tan grande gravedad y autoridad, que toda la multitud de gente estaba admirada y suspensa con la grande devoción.

Y luego que se acabó el dicho solemne acto, el dicho señor inquisidor más antiguo quitó el sambenito a una de las brujas, que se llamaba María de Yurreteguía, diciendo que se le quitaba porque fuese ejemplo a todos la misericordia que con ella se usaba por el dolor con que había sido buena confitente, y el ánimo con que había perseverado en se defender de las grandes molestias que los brujos la habían hecho para la volver a reducir a su secta y bandera; lo que causó tan gran devoción y piedad en todos, que no cesaban de dar mil bendiciones y alabanzas a Dios y al santo Oficio, con que se acabó aquel solemne acto.

Y el chantre de la iglesia colegial llevó sobre sus hombros la Santa Cruz a la iglesia con mucho acompañamiento y música, que iban cantando el Te Deum laudamus tras todos los penitentes, que acompañados de familiares fueron vueltos a la Inquisición, y el estado eclesiástico y la ciudad volvieron también acompañando a los señores inquisidores; y se acabó todo buen rato después de haber anochecido.

webbenedettoaltaY porque se tenga noticia de las grandes maldades que se cometen en la seta de los brujos, pondré también una breve relación de algunas de las cosas más notables que apuntamos algunos curiosos, que con cuidado las íbamos escribiendo en el tablado, y son las siguientes:

El demonio, para propagar esta abominable y maldita seta, se aprovecha de los brujos más antiguos y más ancianos, que con mucho cuidado se ocupan en ser maestros y enseñadores de ella. Y a los que persuaden que sean brujos no los pueden llevar al aquelarre (que con este nombre llaman a sus ayuntamientos y conventículos, y en el vascuence suena tanto como decir prado del Cabrón; porque el demonio, que tienen por dios y señor en cada uno de los aquelarres muy ordinario se les aparece en ellos en figura de cabrón), sin que primero consientan en que serán brujos, y siendo de edad de discreción prometan que harán el reniego.

Y habiendo consentido y prometídolo así, en una de las noches que hay aquelarre, va la persona maestra que le ha enseñado y convencido a que sea brujo, a su cama o parte donde está durmiendo o despierto, como dos o tres horas antes de media noche, y habiéndole primero despertado si duerme, le unta con una agua verdinegra y hedionda las manos, sienes, pechos, partes vergonzosas y plantas de los pies, y luego le lleva consigo por el aire, sacándolos por las puertas o ventanas que les abre el demonio, o por otro cualquier agujero o resquicio de la puerta.

Sabbar des sorciersY con grande velocidad y presteza llegan al aquelarre y campo diputado para sus juntas, donde lo primero presenta al brujo novicio al demonio, que está sentado en una silla, que unas veces parece de oro, y otras de madera negra, con gran trono, majestad y gravedad, y con un rostro muy triste, feo y airado (que por entonces se representa en figura de hombre negro con una corona de cuernos pequeños y tres de ellos son muy grandes, y como si fuesen de cabrón, los dos tiene en el colodrillo y el otro en la frente, con que da luz y alumbra a todos los que están en el aquelarre, y la claridad es mayor que la que da la luna, y mucho menos que la que da el sol, y la que basta para que todas las cosas se vean y conozcan). Los ojos tiene redondos, grandes, muy abiertos, encendidos y espantosos, la barba como de cabra, el cuerpo y talle como entre hombre y cabrón, las manos y pies con dedos como de persona, mas de que son todos iguales, aguzados hacia las puntas con uñas rapantes, y las manos corvas como ave de rapiña, y los pies como si fuesen de ganso; y tiene la voz espantosa, desentonada, y cuando habla, suena como un mulo cuando rozna, mas de que la voz es baja y las palabras que habla son mal pronunciadas, que no se dejan entender claramente, y siempre habla con una voz triste, ronca, aunque con muy grande novedad y arrogancia; y su semblante es muy melancólico y parece que siempre está enojado.

webbautizoY cuando la bruja maestra le presenta el novicio le dice: Señor, este os traigo y presento; y el demonio se le muestra agradecido, y dice que le tratará bien, para que con aquel vengan muchos más. Y luego le mandan hincar de rodillas en presencia del demonio, y que reniegue en la forma y de las cosas que la bruja su maestra le lleva industriado, y diciéndole el demonio las palabras con que ha de renegar, las va repitiendo: y reniega lo primero de Dios, de la Virgen Santa María, su madre, de todos los santos y santas, del bautismo y confirmación y de ambas las crismas, y de sus padrinos y padres, de la fe y de todos los cristianos, y recibe por su dios y señor al demonio; el cual le dice que de allí adelante no ha de tener por su dios y señor al de los cristianos sino a él que es el verdadero dios y señor que le ha de salvar y llevar al paraíso.

Y luego le recibe por su dios y señor, y le adora besándole la mano izquierda, en la boca y en los pechos, encima del corazón y en las partes vergonzosas. Y luego se revuelve sobre el lado izquierdo, y levanta la cola (que es como la que tienen los asnos), y descubre aquellas partes, que son muy feas y las tiene siempre sucias y muy hediondas, y le besa también en ellas debajo de la cola. Y luego el demonio tiende la mano izquierda, y bajándosela por la cabeza hacia el hombro izquierdo o en otras diferentes partes del cuerpo (según que a él le parece), le hace una marca, hincándole una de sus uñas, con que le hace una herida, y saca sangre, que recoge en algún paño o en alguna vasija, y el novicio siente de la herida muy gran dolor, que le dura por más de un mes, y la marca y señal por toda la vida. Y después en la niñeta de los ojos con una cosa caliente, como si fuese de oro, le marca (sin dolor) un sapillo, que sirve de señal con que se conocen los brujos unos a otros. Y luego el demonio da a la maestra ciertas monedas de plata en precio y compra de aquel esclavo y un sapo vestido, que es un demonio en aquella figura, para que sirva como ángel de guarda al brujo novicio que ha renegado.

Y es cosa notable que por la mayor parte las monedas se desaparecen, que la bruja maestra no tiene provecho en ellas, mayormente si no las gastan dentro de veinte y cuatro horas después que las reciben. Y el sapo siempre persevera en poder de los brujos, teniéndole y sustentándole la maestra mucho tiempo, hasta que el demonio se lo manda entregar al brujo novicio. También es cosa notable que la marca que el demonio les hace, es de tal condición, que con ella les amortigua la parte por donde entra la uña del demonio; de manera que aunque por ella les metan una aguja o alfiler, no sienten dolor ninguno. Y en la sentencia de Joanes de Echalar, herrero, se refirió que habiendo declarado que la marca se la había puesto el demonio en la boca del estómago, los señores inquisidores le mandaron mirar, y hallando la señal, hicieron que por ella le metiesen un alfiler, y apretaron tanto, hasta que el alfiler se quedó hincado y derecho, diciendo siempre que no sentía cosa ninguna; y poniéndosele sobre otra cualquier parte de su cuerpo, luego se quejaba y sentía mucho dolor.

Acabado de hacer el reniego, el demonio y demás brujos ancianos que están presentes, advierten al novicio que no ha de nombrar el nombre de Jesús ni de la Virgen Santa María, ni se ha de persignar ni santiguar.

Y luego le mandan que se vaya a holgar y bailar con los demás brujos alrededor de unos fuegos fingidos que allí el demonio les presenta, y les dice que aquellos son los fuegos del infierno, y que entren y salgan por ellos, y verán como no queman ni dan pena ninguna; y que así pues no hay más pena que aquella en el infierno, que se huelguen y hayan placer. Y no teman de hacer cuanto mal pudieren, pues los fuegos del infierno no queman ni hacen mal ninguno: con que se animan a cometer todo género de maldades y se huelgan y entretienen bailando y danzando al son de tamborino y flauta, que en el aquelarre de Zugarramurdi (del cual eran casi todos los dichos brujos) le tañía uno que se llamaba Joanes de Goyburu, y a son de atambor, que le tañía otro que se llama Juan de Sansín, ambos primos, que fueron sacados al Auto, y reconciliados por haber sido buenos confitentes.

webEl baile de diablosY duran en las dichas danzas y bailes, haciendo fiesta al demonio (que les está mirando), hasta que es hora de cantar el gallo, después de media noche, que se vuelven todos a sus casas acompañados de sus sapos vestidos, y se deshace la junta porque no pueden estar más en ella, y en muy breve tiempo llegan a sus casas. Y el dicho Juan de Goyburu, algunas noches que venía al aquelarre desde otro lugar que estaba dos leguas de Zugarramurdi, confiesa que cuando se volvía a él, si llegaba la hora de cantar el gallo, su sapo vestido se le desaparecía y dejaba en el camino, y le proseguía a pié hasta su casa, porque no podía ir mas por el aire.

Los que se hacen brujos antes que lleguen a edad de discreción no reniegan, sino tan solamente los presentan al demonio, untándolos y llevándoselos al aquelarre, porque no quiere que renieguen hasta que lleguen a edad de discreción, en que puedan discernir y entender cómo mediante el reniego se apartan de Dios y de la fe de los cristianos, y reciben por su dios y señor al demonio.

Y es caso notable y de gran maravilla el suceso que dio principio a descubrirse estas maldades y seta de brujos en el lugar de Zugarramurdi, según que se refirió en la sentencia de María de Yurreteguia. Y es que una bruja (cuyo nombre no se declaró, mas de que era de nación francesa y se había criado en Zugarramurdi), habiendo vuelto a Francia con su padre, una mujer francesa la persuadió a que fuese con ella a un campo donde se holgaría mucho, industriándola en lo demás que había de hacer y dándola noticia de cómo había de renegar. Y habiéndola convencido la llevó al aquelarre, y puesta de rodillas en presencia del demonio y de otros muchos brujos que la tenían rodeada, renegó de Dios, y no se pudo acabar con ella que renegase de la Virgen Santa Maria su Madre, aunque renegó de las demás cosas y recibió por su dios y señor al demonio; por lo cual, todos los brujos la tomaron sobre ojos y la perseguían temiéndose de que los había de descubrir por no haberse querido allanar a renegar de nuestra Señora.

De lo cual resultó que en año y medio que fue bruja (aunque hizo todas las cosas que hacían todos los demás brujos) siempre andaba con recelo de parecerle que no podía ser dios aquel demonio a quien adoraban, y le daba algún deseo de dejar aquella vida; y llegado el tiempo de la cuaresma, en que se había de confesar, se determinó de no confesar aquellos pecados que cometía como bruja, por la vergüenza que de ello tenía y porque todos los brujos la maltrataban y la traían amenazada, diciendo que la habían de matar si los descubría. Y habiéndose confesado, al tiempo que fue a recibir el santísimo Sacramento, como no vio la forma consagrada que el sacerdote le dio, comenzó a estar muy confusa y pensar que por haberse hecho bruja y haberse apartado de la santa fe, no la merecía ver, y considerando también cómo, por mas diligencias que hacia cuando oía misa, no podía ver la hostia que el sacerdote alzaba (como la veía antes que fuese bruja) sino que en su lugar veía una como nube negra que llevaba el sacerdote entre las manos, comenzó a estar mucho más confusa.

Porque es cosa asentada y confesada por todos los brujos, que desde el punto que lo comienza a ser, dejan luego de ver el santísimo Sacramento del altar. Fue siempre por ello recibiendo mucho dolor y pena, y siempre con mas congoja, pensaba en el mal que había hecho en se apartar de la fe de los cristianos. Y tanto le apretó este pensamiento y congoja que cayó enferma y lo estuvo siete semanas, hasta llegar a punto de muerte; y propuso de se confesar luego que pudiese ir a otro lugar que estaba de allí media legua, donde estaba un sacerdote, hombre docto. Y habiéndolo cumplido, el sacerdote la dio muchos y buenos consejos y la consoló y animó, mandándola que muy de ordinario nombrase el nombre de Jesús, y dilató el darla la absolución hasta que tuvo orden para ello del obispo de Bayona. Y se confirmó mucho en su santo propósito, porque luego que se confesó y propuso salir de aquella mala seta, comenzó a ver la hostia consagrada como la veía antes que se hiciera bruja.

Libre ya la dicha moza de aquella maldita seta, nunca más los brujos la persiguieron. Y sucedió que volviendo al lugar de Zugarramurdi, donde se había criado, dijo como allí había aquelarre y junta de brujos, y que ella había ido a él dos o tres veces, y visto cómo eran brujos ciertas personas, y entre ellas la dicha María de Yurreteguia. Y habiendo venido esto a noticia de Estéban de Navalcorea, su marido, él y sus deudos le pidieron sobre ello recuesta, y ella con grandes voces y enojo afirmaba que no era bruja, y que era gran maldad y falso testimonio que le levantaba la dicha francesa, y con grandes clamores pedía al marido venganza contra ella. Por lo cual, se determinaron en volver a hablar a la dicha francesa y asegurarse más de lo que ella decía, la cual respondió que la pusiesen en presencia de ella y la convencería y haría confesar la verdad y como era bruja. Y habiéndola llevado a su casa, puesta en su presencia, le dijo muchas razones y cosas que habían pasado en el aquelarre, y la dicha María de Yurreteguia se defendía jurando y afirmando lo contrario; y tanto le supo decir la francesa, que todos se persuadieron a creer que era verdad y apretaban a la dicha María de Yurreteguia a que confesase. Y viéndose atajada y convencida, le sobrevino un sudor y grande congoja, y cayó sentada con un desmayo, y daba a entender que en la garganta tenía un grande impedimento que la estorbaba para que no pudiese decir la verdad.

Y habiendo vuelto en sí con un gran suspiro que dio, echó por la boca un aliento de muy mal olor, y luego confesó cómo era verdad todo lo que la francesa decía y que ella había sido bruja desde muy niña por enseñanza de María Chipia, su tía y hermana de su madre (que también fue sacada al Auto y reconciliada), y dijo y confesó muchas cosas que había hecho siendo bruja; por lo cual la llevaron al vicario de Zugarramurdi para que la confesase. Y habiéndola confesado le dio por consejo que pidiese perdón a sus vecinos de los males que les había hecho. Y públicamente confesó como era bruja, y les pidió perdón. Y confiesa que luego comenzó a ver la hostia consagrada en las misas que oía y que nunca hasta entonces la había visto, porque comenzó a ser bruja desde muy pequeña.

Sintiendo el demonio los grandes daños que de esta confesión le habían de resultar, consultó con sus brujos el grande sentimiento que tenia porque aquella se había salido de su bandera. Y luego comenzaron a la perseguir y a ir de noche a su casa para la sacar y la llevar al aquelarre, poniéndola miedos y amenazas si no iba. Y en una noche de aquelarre, estando el demonio y todos sus brujos con él, les dijo el grande sentimiento que tenia, y que eran menester que fuesen todos a sacar de su casa a la dicha María de Yurreteguia para la llevar al aquelarre.

Y poniéndolos a todos en distintas figuras de perros, gatos, puercos y cabras, y a Graciana de Barrenechea (que era reina del aquelarre) en figura de yegua, se fueron a la casa de María de Yurreteguia, que era de su suegro. Y habiendo entrado en la huerta de ella (dejando todos los brujos mozos en la dicha huerta), el demonio se apartó con los brujos más ancianos y, volviendo a consultar el modo que había de tener para sacarla de su casa y llevar al aquelarre, entraron en la casa por las puertas y las ventanas, abriéndoselas el demonio; y hallaron que la dicha María de Yurreteguia estaba en la cocina de la casa rodeada de mucha gente que aquella noche había convocado para que la acompañasen y guardasen por el miedo que tenían todos los de la casa de los males que las noches antes la habían hecho y porque ella les dijo que aquella era noche de aquelarre e irían a la maltratar.

webRey y reynaY el demonio y Miguel de Goyburu, rey del aquelarre, y otros brujos, se pusieron detrás de un escaño y por encima del sacaban las cabezas para mirar dónde estaba y qué hacia la dicha María de Yurreteguia, y para la llamar haciéndole señas que fuese con ellos. Y María Chipia, su maestra y tía, y otra hermana suya, se pusieron en lo alto del humero, y desde allí la llamaban con la mano, haciéndola señas para que se quisiese ir con ellos, y la amenazaban poniendo el dedo en la frente, jurándola que se la había de pagar si no se iba con ellos. Y ella se defendía dando voces y señalando dónde estaban los brujos, mas los que estaban allí no los podían ver, porque el demonio los había encantado y echádoles unas sombras para no los pudiesen ver sino la dicha María de Yurreteguia, la cual a voces decía: «dejadme, traidores, no me persigáis mas, que harto he ya seguido al diablo». Y viendo lo mucho que la apretaban para que se fuese con ellos, quitándose un rosario que tenia al cuello, levantó la cruz del en alto diciendo: «dejadme, dejadme, que no quiero servir mas al demonio; a ésta quiero y esta me ha de defender». Y santiguándose y nombrando el nombre de Jesús y de la Virgen María se desaparecieron y fueron todos haciendo un gran ruido en lo alto de la casa y en el tejado.

Y habiéndose vuelto con mucha tristeza adonde estaban los demás brujos, el demonio con gran despecho se daba unos grandes golpes con la mano izquierda en los pechos, para mostrar la grande pena y dolor que tenia por no haber podido reducir a su bandera a la dicha María. Y por vengarse de ella le arrancaron las berzas de la huerta y le rompieron y destrozaron muchos pies de manzanos.

Y luego se fueron a un molino que tenia arrendado el suegro de la dicha María de Yurreteguia, y para más se vengar de ella, le desbarataron rompiendo y quebrando el rodezno y desencajaron el husillo y le echaron en el agua, y la piedra de moler la desencajaron y echaron a una parte del molino. Y después, el demonio y otro mucho número de demonios que allí se aparecieron y todos los brujos levantaron en alto todo el molino, que estaba puesto sobre cuatro pilares, y lo llevaron a lo alto de un cerro qué estaba allí junto, donde lo tuvieron un rato con mucho regocijo y risa, por ver que habían llevado entera toda aquella máquina y porque las brujas más viejas (como trabajaban tanto para lo llevar) iban diciendo: «aquí mozas y en casa viejas». Y después volvieron todo el molino entero como lo llevaron y los demonios lo pusieron y concertaron como estaba, dejando roto el rodezno y el husillo en el agua y la piedra molar a un lado como la habían puesto. Se fueron con mucho sentimiento y despecho por no haber podido volver a su bandera a la dicha María de Yurreteguia. Y el día siguiente se hallaron hechos todos los dichos daños y llevaron oficiales que aderezaron y repararon el molino.

Porque esta María de Yurreteguia dio principio en la dicha forma a que se descubriese esta seta y complicidad, y perseveró siempre en sus confesiones; resistiendo con mucho ánimo al demonio y a los demás brujos que pretendían reducirla a su gremio. Se usó con ella de tan grande misericordia, que se le dio licencia para que pudiese volver a su tierra, para que fuese ejemplo a todos los demás brujos de la misericordia que con ella se usaba por ser buena confitente.

Cuando los maestros pretenden hacer brujos a los que han ya llegado a edad de discreción, primero se lo dicen, y si resisten y no quieren consentir en que serán brujos, no los pueden llevar al aquelarre; mas si consienten, los llevan en la forma dicha. Y para hacer brujos los que han llegado a edad de discreción (si tienen de cinco o seis años arriba), les ganan primero el consentimiento dándoles algunas manzanas, nueces o golosinas, y diciéndoles que si quieren ir a una parte donde se holgarán mucho con otros niños; y a los que resisten no los llevan contra su voluntad. Y a los que son pequeños que no pueden prestar consentimiento, sin darles ni decirles cosa ninguna, los pueden sacar de sus camas y llevarlos si sus padres, o las personas que los acostaron, no los persignaron o santiguaron, o les echaron agua bendita, o pusieron algunas reliquias, que a los tales (aunque les pueden hacer algunos males) no pueden sacarlos de su casa y llevarlos al aquelarre.

Y los brujos que no han llegado a edad de discreción para renegar y los brujos novicios que han ya renegado, siempre están debajo del amparo y tutela de sus maestros que los hicieron brujos; y no fían de ellos sus secretos y mayores maldades porque no los descubran. Y en los aquelarres los ocupan en guardar una gran manada de sapos, que los brujos (en compañía del demonio) recogen por los campos para hacer de ellos veneno y ponzoñas, dándoles para que los guarden unas varillas, y advirtiéndoles que los traten con mucho respeto y veneración; y a los que así no lo hacen los castigan cruelmente. Y porque María de Yurreteguia a un sapo que se apartó de la manada le volvió a ella careándole con el pié, y no con la varilla que para ello la habían dado, se lo acriminaron por un gran delito, y la castigaron dándole muchos azotes y pellizcos, de que le duraron los cardenales algunos días. Y todos estos brujos menores no pueden ir al aquelarre sino es en compañía de sus maestras, que todas las noches de aquelarre van por ellos a sus casas y los untan y llevan, y tienen cuidado de volverlos a sus camas.

Y los que son renegados tienen en su poder los sapos vestidos, y los sustentan y alimentan hasta tanto que están ya muy aprovechados en maldades, y entonces los admite a la dignidad de poder hacer ponzoñas echándoles para ello su bendición, que siempre el demonio comienza todas las cosas que hace de consideración con ella. Y el dicho Miguel de Goyburu y otros muchos de los dichos brujos refieren que la echa en esta manera: levanta la mano izquierda hasta la frente, los dedos hacia arriba, y entrecerrada la mano, y luego con gran presteza revuelve los dedos abajo, y juntamente el brazo y mano hasta la llegar por bajo de la cintura, y luego la va revolviendo hacia arriba, haciendo con ella unos círculos alrededor, como cuando se devana al revés. Y a los que son admitidos a esta dignidad, luego el demonio les entrega los sapos vestidos que dejó a sus maestras cuando renegaron. Y de allí adelante salen de la sujeción de sus maestras, sustentan y alimentan sus sapos, y se untan, y van por sí al aquelarre sin que tengan necesidad de padrinos, y son admitidos a mayores secretos y maldades que no se comunican a los brujos menores.

webSaposEstos sapos vestidos son demonios en figura de sapo, que acompañan y asisten a los brujos para los inducir y ayudar a que cometan siempre mayores maldades. Están vestidos de paño o de terciopelo de diferentes colores, ajustado al cuerpo con sola una abertura, que se cierra por lo bajo de la barriga, con un capirote como a manera de capillO; y nunca se les rompe, y siempre permanece en un mismo ser. Y los sapos tienen la cabeza levantada, y la cara del demonio, del mismo talle y figura que la tiene el que es señor del aquelarre, y al cuello traen cascabeles y otros dijes. Hanlos de sustentar, y les dan de comer y beber, pan, vino y de las demás cosas que tienen para su sustento, y lo comen Ilevándolo con sus manos a la boca; y si no se lo dan, se lo piden diciendo: «nuestro amo, poco me regaláis, dadme de comer». Y muchas y diversas veces hablan y comunican con ellos sus cosas.

Y el demonio les toma estrecha cuenta del cuidado que tienen en regalarlos, y los castiga y reprende gravemente cuando se han descuidado en regalarlos y darles de comer. Y Beltrana Fargue refiere que daba el pecho a su sapo, y que algunas veces desde el suelo se alargaba y extendía hasta buscar y tomarla el pecho, y otras veces en figura de muchacho se la ponía en los brazos para que ella se lo diese. Y los sapos tienen cuidado de despertar a sus amos y avisarles cuando es tiempo de ir al aquelarre. Y el demonio se los da como por ángeles de guarda, para que los sirvan y acompañen, animen y soliciten a cometer todo género de maldades, y saquen de ellos el agua con que se untan para ir al aquelarre, y a destruir los campos y frutos, y a matar y a hacer mal a las personas y ganados, y para hacer los polvos y ponzoñas con que hacen los dichos daños.

Esta agua la sacan en esta manera: después que han dado de comer al sapo, con unas varillas le azotan, y él se va enconando e hinchando, y el demonio, que se halla presente, les va diciendo: «dadle mas»; y les dice que cesen cuando le han dado cuanto es menester. Y luego le aprietan con el pie contra el suelo, o con las manos, y después el sapo se va acomodando, levantándose sobre las manos o sobre los pies, y vomita por la boca o por las partes traseras una agua verdinegra muy hedionda en una barreña que para ello le ponen, la cual recogen y guardan en una olla.

Y siempre que han de ir a los aquelarres (que son tres días de todas las semanas, lunes, miércoles y viernes, después de las nueve de la noche) se untan con la dicha agua la cara, manos, pechos, partes vergonzosas y plantas de los pies, diciendo: «señor, en tu nombre me unto; de aquí adelante yo he de ser una misma contigo, yo he de ser demonio, y no quiero tener nada con Dios». Y María de Zozaya añade que decía ciertas palabras en vascuence, que quiere decir aquí y allí.

Y su sapo vestido (que está presente cuando se untan, y tiene cuidado de los avisar cuando es hora para que vayan) los va guiando y saca de las casas por las puertas o ventanas, o resquicios de las puertas, o por otros agujeros muy pequeños que el demonio les abre para que puedan salir, aunque los brujos piensan y les parece que se hacen muy pequeños. Y así, Maria de Yurreteguia se quejaba y decía a María Chipia, su tía, que para qué la achicaba y ponía tan chiquita; y le respondía que qué se le daba a ella por eso, pues después la alargaba y volvía a poner en su estatura.

Y lo mas ordinario, se van por el aire, llevando a su lado izquierdo sus sapos vestidos, aunque otras veces se van por su pié, y los sapos van delante saltando, y muy en breve llegan al aquelarre, donde está el demonio con horrenda y muy espantosa figura. Y Graciana de Barrenechea, reina del aquelarre, dice que es de un gravísimo y malísimo olor. Y puestas de rodillas en su presencia, le adoran en la dicha forma y besan en las dichas partes; y luego se mezclan en sus bailes, danzas y corros.

Visión fantástica o Asmodea. Francisco de Goya

Visión fantástica o Asmodea. Francisco de Goya

Y a los que dejan de acudir a los aquelarres (aunque sea por precisa ocupación o por grave enfermedad) los azotan y castigan grave y cruelmente la primera vez que después vuelven al aquelarre; o lo hacen yendo a sus casas para ello en las propias noches que dejaron de ir. Y a Juana de Telechea confiesan (y ella declara) que la azotaron y maltrataron grandemente la noche de San Juan del año próximo pasado, sin más ocasión de que habiendo sido elegido su marido por rey de los moros (á usanza de aquella tierra) para se holgar y festejar la fiesta de San Juan en competencia de otro rey, que también eligen, de los cristianos, como era reina, tuvo ocupación legitima para no ir aquella noche al aquelarre. Y por esto la azotaron tan cruelmente, de manera que tuvo que fingir y dar a entender estaba con mal de corazón, para que su marido no viniese a imaginar y saber los malos tratamientos que le habían hecho (estando con ella acostado en la cama). Todo lo cual hicieron aquella misma noche, sin que el dicho marido lo pudiese sentir, porque primero le echaron sueño para que no pudiese despertar. Y en todo el día estuvo tan mala, que fue necesario publicar (para encubrir la causa de los azotes) estaba con grave enfermedad de corazón. Y refieren otros grandes castigos que se han hecho a muchas personas brujas por no acudir con mucha puntualidad a los aquelarres y juntas.

Después que los brujos salen de sus juntas o aquelarres, no osan hablar ni poner en plática las cosas que pasan en ellos, aunque estén juntos en sus casas o en partes muy secretas, por el gran miedo y respeto que tienen al demonio, que después por ello los manda azotar muy cruelmente. Y Joanes de Echalar, brujo reconciliado, confiesa (concordando con otros muchos que lo declaran del) que era verdugo en el aquelarre. Y que estaba por su cargo azotar a los muchachos que parlaban las cosas que pasaban en él, y descubrían que eran brujos, y a todos los demás que el demonio le mandaba. Y los azotaba con unos manojos de mimbres retorcidos o con unos espinos muy ásperos, que se los metían por la carne y salía sangre. Y que lo más ordinario, el demonio sacaba luego (de su oficina y botica que tiene de ungüentos, aguas y polvos) un botecito de barro colorado, en que tenía un ungüento con que luego que untaba a los azotados se les mitigaba el dolor, y se les quitaban los cardenales; aunque otras veces se iban con ellos Y llevaban en sus carnes metidas las puntas de los espinos. Y que diversas veces vio a los azotados que al sol con unos alfileres se las estaban sacando.

websacrifico de niñosY María Juanto refiere que, habiendo muchos niños declarado en la villa de Vera, donde vivían, como tres noches cada semana los llevaban al aquelarre las maestras que los habían hecho brujos, por ello en el aquelarre los castigaron y azotaron cruelmente. Y viendo los padres sus malos tratamientos, y que los niños se consumían y temblaban con los dolores, acudieron al vicario de la iglesia para que les diese remedio, y se determinaron a se los llevar a dormir a su casa, y en una sala grande de ella pusieron sus camas a más de cuarenta niños donde también dormía el dicho vicario. Y antes de se acostar por el manual de la Iglesia los bendecía y conjuraba echándoles agua bendita, por lo cual no los podían sacar de casa. Y que aquella noche, por orden del demonio, ha cían sus juntas muy cerca de la casa del dicho vicario, e iban todas las noches a ver si los podrían sacar entrando por las puertas de la calle, aunque estaban cerradas, y por la ventana haciendo ruido para poner miedo a los que estaban en casa. Y que habían tenido grandes carcajadas de risa y entretenimiento por ver el cuidado y diligencia grande con que el vicario andaba con unas sobrepelliz y estola, y un libro en la una mano y en la otra un hisopo echando agua bendita y conjurando a todos los muchachos; y que más de treinta de los brujos se subieron a lo alto del tejado, y allí hicieron mucho ruido y quebraron muchas tejas, porque por la dicha razón no pudieron sacar los dichos niños.

Y que dos noches que el vicario se descuidó en los conjurar, entendiendo que estaban ya seguros, le echaron sueño que no pudo despertar, y le sacaron los niños y llevaron al aquelarre, y los azotaron cruelmente porque habían parlado. Y que el día siguiente estuvieron todos muy malos de los majos tratamientos. Y estando un día en la escuela pasaron por junto a ella dos de las brujas que los llevaron al dicho aquelarre y salieron todos los muchachos (con grandes voces y a pedradas tras ellas) diciendo que aquellas eran las que los habían azotado; y que decían la verdad. Y las hubieran muerto si no se hubieran encerrado en su casa. Y todo estaba verificado y comprobado según que ella lo confesó.

Demás de los bailes, se huelgan cuando están en el aquelarre saliendo a espantar y hacer mal a los pasajeros en figuras diferentes, para que no puedan ser conocidos, que el demonio (al parecer) los trasforma en aquellas figuras y apariencias, y en las de puercos, cabras y ovejas, yeguas y otros animales, según que es mas a propósito para sus intentos.

Y en la dicha forma confiesan todos que salieron a espantar a Martín de Amayur, molinero, una noche que iba desde Zugarramurdi a su molino, y él se defendió con un palo que llevaba, y alcanzó un golpe a María Presoná, que se llegó muy cerca, y cuando le recibió dio un gran grito, y estuvo muy mala por algunos días. Y el dicho molinero, del grande espanto que tuvo, en llegando al molino cayó desmayado. Y refiere todo el suceso. Y todas las brujas confitentes declaran que consolando a la dicha María Presoná por el mal que había recibido del golpe del palo, le decían que ella se tenía la culpa por se haber llegado tan cerca.

Y que en la misma forma salieron al camino a tres hombres que nombraron, vecinos de Zugarramurdi, que se volvían a sus casas después de haber dejado su ganado en el campo. Y haciendo mucho ruido entre unos castaños en las hojas secas de ellos que estaban ya en el suelo, los espantaron, y resolviendo con sus espadas desenvainadas en las manos sobre los dichos brujos, que estaban en figuras de gatos y perros y otras formas de animales, se fueron retirando hasta meterse en una laguna. Y así, dichas personas no osaron pasar adelante, y se volvieron retirando, y con grande furia corrieron hasta llegar a sus casas. Y el espanto que tomaron les duró por muchos días, de que llegaron a estar muy malos.

Y refieren otros muchos males y burlas que hicieron en la dicha forma. Y como, el demonio en el aquelarre les decía las personas que no acostumbraban a echar la bendición a la mesa cuando comían y cenaban, y no daban las gracias a Dios después de comer, para que fuesen a sus casas a les hacer males y daños. Y que el demonio les iba alumbrando y les abría las puertas, y echando sueño a las personas que estaban en la casa, danzaban y bailaban en ella, quebraban platos, y hacían otros daños y males semejantes.

webmachocabrioMientras que están en el aquelarre no pueden nombrar el santo nombre de Jesús, ni de la Virgen santa María, su madre, sino es para renegar, ni pueden persignarse ni santiguarse; y de ello los advierten luego que son admitidos a la seta de los brujos. Y si algunas veces se descuidan y los nombran, les suceden muy grandes daños, y al punto se deshacen los aquelarres, y castigan gravemente a las personas que los nombraron. Y María de Iriarte y Joanes de Goyburu refieren que estando una noche bailando en el aquelarre de Zugarramurdi vino a él una moza francesa (del aquelarre de Trapaza, reino de Francia), que era grande bailadora, y en el baile daba unos saltos tan altos como son altos los tejados, y una castañetas que sonaban mucho a maravilla, y con la mucha admiración que de ello recibió la dicha María de Iriarte, dijo: «¡Jesús, qué es esto!»; y al punto todo se desapareció, quedándose ella sola y a oscuras, por lo cual fue después gravemente castigada. Y que habiendo salido una noche a espantar a dos hombres que venían de dejar su ganado en el campo, los fueron acosando y persiguiendo gran rato, hasta que con el grande espanto que recibieron, a voces llamaban el nombre de Jesús, con que no pudieron mas seguirlos, aunque del espanto cayeron y estuvieron enfermos mucho tiempo.

Y el dicho Miguel de Goyburu refiere que habiendo ido el demonio y los brujos de Zugarramurdi a visitar al demonio y brujos de otro aquelarre, Estebanía de Telechea, bruja reconciliada, viendo la grande multitud de brujos que había en él (que eran más de quinientos), maravillada de ver tanta gente, nombró el nombre de Jesús, y con grande ruido en un instante se hundió y desapareció todo, y se volvieron a sus casas, que no pudieron estar más en el aquelarre.

Y que habiendo tenido mucho deseo de ser brujo un marinero de Ezcayn, dijo a María de Ezcayn, vecina de dicho lugar, que era bruja, que le enseñase a ser brujo, y le daría un sayuelo el mas galán que se hubiese puesto en su vida. Y habiéndole ella prometido que le haría brujo, le llevó al aquelarre que hay en el dicho lugar (untándole primero con el agua que se untan), y cuando le presentó ante el señor, y él vio que era tan feo, y que le besaban debajo de la cola, admirándose de ver aquello, dijo a la dicha María: «¿este es vuestro señor?» y santiguándose, dijo: «Jesús». Y que luego, al punto, todo se hundió y de-sapareció con mayor furia y presteza que vuelan los pájaros y las palomas y el marinero se quedó a oscuras en el sitio donde estaban, sin que supiese de sí, y fue menester que la dicha María volviese después por él para le llevar por su pié a casa.

webBarcoY muchos de los brujos confitentes refieren que una noche el demonio les dijo como venían seis navíos por la mar, y que era menester que fuesen a causar tempestad y destruirlos. Y habiendo ido hacia San Juan de Luz, entraron como dos leguas por la mar adentro, y luego toparon con los navíos. El demonio, con gran ligereza, dio un salto hacia atrás; y revolviéndose sobre la mano izquierda la levantó en alto, y echó su bendición diciendo con una voz gorda y ronca: «aire, aire, aire». Y luego al punto, se levantó una temerosa tempestad y unos furiosos aires, contrarios los unos de los otros, que llevaban los navíos a que se encontrasen para se hacer pedazos; con que luego levantaron grandes clamores los que venían en ellos, arremetiendo unos a las velas y otros al reme. Y no pudiendo resistir a la tempestad, levantaron un gran clamor invocando el nombre de Jesús, y uno levantó una cruz en alto de un navío, con que no pudieron mas detenerse, y con grande ímpetu y estruendo huyeron, y se volvieron a sus casas.

Y el dicho Joanes de Echalar refiere que la primera noche que del aquelarre le llevaron por el aire a destruir los frutos y panes, los brujos levantaron un gran ruido, mayor que si cuarenta de a caballo corrieran juntos, y más espantoso que cuando truena; y admirado de aquello nombró el nombre de Jesús, y al punto se desapareció todo, y él cayó en tierra, y quedándose a oscuras en el campo como atónito, pasado un rato, oyó que daba el reloj, conque entendió estaba cerca del lugar, y a gatas, como pudo, se fue allá donde oyó que sonaba la campana. Y habiendo llegado a casa, cayó desmayado, y estuvo malo del espanto muchos días, y después le azotaron, y castigaron gravemente.

webvuelo macho cabríoY María de Echaleco refiere que habiéndola llevado la reina Graciana de Barrenechea por el aire un día después de comer a un campo donde estaba una cueva, y pasado un rato vio que la dicha Graciana y Estebanía de Telechea salieron de la cueva llevando en medio y abrazado al demonio en muy espantosa figura, y que todos tres iban hacia donde ella estaba; de que con el espanto que tuvo nombró el nombre de Jesús y luego al punto se desaparecieron. Y quedando ella sola reconoció como estaba en el prado Berroscoberro, donde acostumbraban a hacer sus juntas, y por su pié se volvió al lugar, que estaba cerca.

Y refieren otras muchas cosas y sucesos notables que han visto por haberse nombrado el santo nombre de Jesús; y que es tan espantoso para el demonio y todos los brujos, que tiemblan siempre que le oyen nombrar, y pierden la fuerza, de manera que no pueden ejecutar los males que pretenden hacer, ni detenerse en la parte que le nombran.

En las vísperas de ciertas fiestas principales del año, que son las tres Pascuas, las noches de los Reyes, de la Ascensión, Corpus Christi, Todos Santos, la Purificación, Asunción y Natividad de nuestra Señora, y la noche de San Juan Bautista, se juntan en el aquelarre a hacer solemne adoración al demonio, y todos se confiesan con él, y se acusan por pecados de las veces que han entrado en la iglesia, misas que han oído, y de todo lo demás que han hecho como cristianos, y de los males que pudiendo han dejado de hacer. Y el demonio los reprende gravemente por ello, y les dice que no han de hacer cosa ninguna de cristianos.

Y entre tanto, los criados del demonio (que son otros demonios del mismo talle y figura que el del aquelarre, aunque más pequeños, y de ordinario son seis o siete, y cuando son menester se aparecen allí muchos en gran cantidad) ponen un altar con un paño negro, viejo, feo y deslucido, por dosel; y en él unas imágenes de figuras del demonio, cáliz, hostia, misal y vinajeras; y unas vestiduras como las que usan en la iglesia para decir misa, mas de que son negras, feas y sucias; y el demonio se viste, ayudándole sus criados; y le ofician su misa cantando con unas voces bajas, roncas y desentonadas; y él la canta por un libro como misal, que parece de piedra; y les predica un sermón, en que les dice que no sean vanagloriosos en pretender otro dios, sino a él, que los ha de salvar y llevar al paraíso; y aunque en esta vida pasarán trabajos y necesidad, él les dará mucho descanso en la otra; que hagan a los cristianos todo cuanto mal pudieren.

webaquelarre2Y luego prosigue su misa, y le hacen ofertorio, sentándose para ello en una silla negra que allí ponen; y la bruja más antigua y preeminente (reina del aquelarre) se pone a su lado con un portapaz en la mano, en que está pintada la figura del demonio, y en la otra mano una bacinilla como las que usan en las iglesias con que piden para alumbrar los santos, con una cadena como de oro al cuello, que en cada uno de los dichos eslabones tiene esmaltada la figura del demonio. Y todos los brujos, comenzando por sus antigüedades y preeminencias, van a ofrecer cada uno por sí, haciendo tres reverencias al demonio con el pié izquierdo hasta llegar a hincar las rodillas en el suelo, y luego besan la figura del demonio en el portapaz, y echan en la bacinilla el dinero que llevan para ofrecer, y unos ofrecen un sos, que es media tarja, y otros tarja entera, y los más ricos y poderosos ofrecen un franco, que son tres reales, y cuando los echan en la bacinilla dicen: «esto por el honor del mundo y honra de la fiesta».

Y las mujeres también ofrecen tortas de pan, huevos y otras cosas, que lo reciben los criados del demonio, y luego se hincan de rodillas junto a él, y le besan la mano izquierda y los pechos encima del corazón, y dos brujos que hacen el oficio de caudatarios le alzan las faldas para que le besen en las partes vergonzosas, y revolviéndose el demonio sobre la mano izquierda, le alzan la cola y descubren aquellas partes que son muy sucias y hediondas, y al tiempo que le besan debajo de ella tiene prevenida (que les da) una ventosidad de muy horrible olor, lo cual por la mayor parte nace siempre que le besen en aquellas partes.

web Beso nefandoY hecha la ofrenda prosigue su misa y alza una cosa redonda como si fuera de suela de zapato, en que está pintada la figura del demonio, diciendo: «este es mi cuerpo». Y todos los brujos, puestos de rodillas, le adoran dándose golpes en los pechos, diciendo: «Aquerragoyti, Aquerrabeyti», que quiere decir: Cabrón arriba, Cabrón abajo. Y lo mismo hacen cuando alza el cáliz, que es como de madera, negro y feo. Y come la hostia y bebe lo que hay en el cáliz. Y después se ponen todos los brujos alrededor, y los va comulgando dándole a cada uno un bocado negro (en que está pintada la figura del demonio), que es muy áspero y malo de tragar, y luego les da un trago de una bebida que es muy amarga, y en tragándola les enfría mucho el corazón.

Luego que el demonio acaba su misa, los conoce a todos, hombres y mujeres, carnal y somáticamente. Y la dicha Graciana de Barrenechea, reina, iba señalando las brujas que habían de ir donde está el demonio un poquito apartado para el dicho efecto. Y Estebanía de Iriarte, su hija, era la que mas continuaba ir a los dichos actos, y luego que la dicha su madre le hacía señal para que fuese, Joanes de Goyburu, su marido, tañendo con el tamborino, y Joanes de Sansin, con el atambor, iban a la parte donde estaban las brujas, y la sacaban de entre ellas, y la llevaban a la parte donde estaba el demonio, que luego la conocía somáticamente, estándole haciendo el son el dicho su marido Joanes de Sansin.

webbaileY luego que el demonio acaba de cometer las dichas maldades, y otras muy abominables que se dejan de referir, los brujos se mezclan unos con otros, hombres con mujeres, los hombres con hombres, sin consideración a grados ni a parentescos; y el demonio los aparea y señala con cuáles se han de juntar en forma de casamiento, diciéndoles: «este es bueno para ti, y tú eres buena para este». Y en aquellos torpísimos actos se juntan en el aquelarre, y fuera de él, con torpísimas y nefandas maldades, y en sus propias casas, y en los campos, y en otras partes; de día y de noche se les aparece el demonio en espantosa figura; y a las mujeres, muy de ordinario, se les va a las camas. Y María de Zozaya refiere, que casi todas las noches le tenía en su cama, y le abrazaba, trataba, hablaba y comunicaba en la misma forma que si fuera su marido, sin haber más diferencia que si fuera hombre, mas de que siempre, de invierno y de verano, tenía las carnes frías, que aunque más hacia no se las podía calentar.

Y estas mismas maldades hacen y ejercitan en todas las noches siempre que van al aquelarre, y después muchas veces de día: después de haber comido, fingiendo que están hilando, lavando los platos, o en otros actos semejantes, o saliéndose a pasear hacia el campo, el demonio los arrebata, y llevándolos cubiertos con sus malas artes (de manera que aunque ellos ven a la gente, no pueden ser vistos), van a cierta parte que tienen señalada para se juntar y mezclar en actos torpes y deshonestos los unos con los otros, y con el demonio.

Y en sus casas, de día ni de noches, no los echan menos aunque duermen en una misma cama; porque de noche el demonio echa sueño a los maridos o a las mujeres que no son brujos de manera que no pueden despertar. Y en el lugar que desocupa el brujo cuando van al aquelarre se pone un demonio de su mismo talle y figura, que está allí representando su persona hasta que vuelven; y cuando vienen les dice las cosas que han sucedido mientras han estado ausentes. Y la dicha María de Zozaya refiere que habiéndose ido una noche al aquelarre, una vecina llamó a su puerta para pedir un pan prestado, y el demonio respondió por ella que no le tenían; y cuando volvió del aquelarre se lo dijo. Y Marijuan refiere que otra noche fueron a buscar a su casa para comprar unos huevos, y también el demonio respondió por ella por la ventana, diciendo que no los tenía. Y contándoselo cuando volvió del aquelarre, le respondió que bien se los pudiera dar, que allí estaban en la cantarera. Y que siempre que había de ir al aquelarre de día, cerraba muy bien sus puertas por de dentro, y el demonio la sacaba por la ventana, quedando otro demonio en casa, que respondía por ella. Y aunque travesaba por cima de todo el lugar, y veía y conocía a todos los que topaba ella por las malas artes del demonio, iba bien segura de que no la viesen; y cuando volvía, el demonio le daba cuenta de todas las personas que la habían buscado.

En la noche de San Juan, después de acabada su misa y las ceremonias y dichas maldades, va el demonio con todos los brujos a la iglesia, y abriéndoles las puertas se queda él fuera, y los brujos hacen muchas ofensas y ultrajes a la santa Cruz y a las imágenes de los santos.

Y Miguel de Goyburu refiere que algunas veces en el año, él y las brujas mas ancianas hacían al demonio una ofrenda que le era muy agradable; y para ello iban de noche a las iglesias, y llevaban consigo cada uno una cestilla que tenia asa, y desenterraban los cuerpos de los difuntos que ya estaban gastados, y de ellos sacaban los huesos de los menudillos de los pies, las ternillas de las narices, y todos aquellos huesecillos que hay alrededor, y los sesos hediondos (que aunque se van consumiendo con la tierra, tardan mucho en se acabar de gastar); y estas partes de los cuerpos de los difuntos (que son para el demonio bocados muy sabrosos) las recogían en las cestillas, y volvían a cubrir las sepulturas con la tierra, llevando consigo luz para ver a hacerlo, que declaran es muy oscura, sin decir de qué sea.

Y Joanes de Echalar refiere que cuando los brujos van solos sin el demonio a hacer las dichas cosas, la luz que llevan es una hacha hecha del brazo de un niño que haya muerto sin ser bautizado, todo entero, y le encienden por la parte que están los dedos, y da luz como si fuera de una hacha. Y que es de tal condición que los brujos ven con ella, y los que no lo son no pueden ver los brujos.

webcalderoY habiendo recogido los dichos huesos en sus cestillas, las meten colgándolas por el asa del brazo izquierdo, se van al aquelarre. Y puestos en presencia del demonio, formando una higa con la mano del brazo izquierdo, donde llevan pendiente la cesta, y llevándole tendido, hacen una reverencia hasta hincar en el suelo la rodilla izquierda, y habiéndose levantado andan un poco y hacen otra semejante reverencia, y acercándose más hacen otra tercera, y quedándose de redolas tendido el brazo con la higa formada, dicen: «tome, señor, esto que le ofrezco». Y el demonio muestra con ello mucho contento, y tiende la mano, y toma la cesta y la vacía en un esportón grande como de esparto, que está junto a él. Y que aquella higa llevan formada para mayor infamia, y hacer mayor burla y mofa de los cristianos, cuyos son aquellos huesos. Y que el demonio los come con unos dientes que tiene muy grandes y tan blancos como los suelen tener los negros, y los come feamente, chascando como puerco.

Y preguntado para qué come el demonio aquellos huesos, dijo que entendía que para los incitar y obligar a que también ellos los comiesen. Y que les daba de ellos, y aunque estaban muy duros, los comían muy bien, porque el demonio le daba gracia y fuerza para los poder mascar y comer. Y que cuando el demonio comía aquellos sesos hediondos, daba a entender que le sabían bien, y con esto los obligaba a que también los comiesen, y a que le rogasen les diese de ellos; y aunque eran tan asquerosos, los comían por darle contento al demonio, que mostraba recibirlo.

Muchas veces en el año, y siempre que los frutos y panes comienzan a florecer, hacen polvos y ponzoñas. Y para esto, el demonio aparta a los que ha dado poder y dignidad de hacer ponzoñas y les dice el día en que las han de hacer, y les reparte los campos para que en cuadrillas vayan a buscar las sabandijas y cosas de que se han de hacer las dichas ponzoñas. Y el día siguiente salen por la mañana (llevando consigo azadas y costales), y luego el demonio y sus criados se les aparecen, y los van acompañando a los campos y partes más lóbregas y cavernosas, y buscan y sacan gran cantidad de sapos y culebras, lagartos y lagartijas, limazos, caracoles y pedos de lobo (que son unas bolillas redondas que nacen por los campos a manera de turmas de tierra, que apretándolas echan de sí un humo de mucha cantidad de polvos pardos); y habiéndolos juntado en sus costales, los traen a sus casas.

webponzoñasY unas veces en el aquelarre y otras veces en ellas (en compañía del demonio) forjan y hacen sus ponzoñas, echando primero sobre todo su bendición el demonio, y comienzan a desollar los sapos, mordiéndolos con sus bocas por las cabezas y apretando con los dientes cortan el pellejo, del cual van tirando hasta que lo arrancan al redopelo, y le entregan al demonio, estando los sapos sacudiéndose con el dolor y dándoles golpes por los hocicos. Y después los descuartizan, y todas las demás sabandijas, mezclándolas en una olla con huesos y sesos de difuntos que sacan de las iglesias, y con el agua verde y hedionda que tienen junta de la que han sacado de los sapos vestidos; y todo lo cuecen hasta la condicionar en polvos; reservando cierta parte con que mezclan mayor cantidad de la dicha agua y hacen ungüentos ponzoñosos, que todos se los reparte el demonio, llevando cada uno a su casa la parte que le cabe.De estos polvos o ponzoñas usan para destruir los frutos, matar o hacer mal a las personas o a sus ganados. Y los que más se aventajaban en hacer mayores maldades son los más privados y estimados del demonio, con que animosamente las acometen.

Estando los panes o frutos en flor, juntos todos los brujos en aquelarre, van en compañía del demonio mudados en figuras de gatos, perros, puercos y otros diferentes animales, hasta las heredades y partes donde pretenden destruir los frutos (llevando el dicho Miguel de Goyburu la caldera del demonio, que es de cuero, donde se ha recogido gran parte de los dichos polvos para el dicho efecto), y comenzando primero el demonio con la mano izquierda va derramando polvos hacia atrás, revolviendo siempre sobre la mano izquierda, y diciendo con una voz ronca y gorda: «polvos, polvos, piérdase todo» o «piérdase la mitad», según que quiere que se haga el daño. Y todos los brujos y brujas ancianas van derramándolos y diciendo: «piérdase todo (o piérdase la mitad) y salvo sea lo mío». Mas no por eso son sus heredades de mejor condición que las demás, ya que por la mayor parte derraman los dichos polvos cuando corre un aire que en vascuence llaman egoya, que los intérpretes declaran quiere decir bochorno.

Y que con los dichos polvos es muy notable el daño que se sigue en los frutos, porque cuando los derraman sobre los castaños, los erizos se paran mustios y enferman, y no tienen castañas sino cáscaras, o una sola castaña, habiendo de tener tres cada uno. Y cuando los derraman sobre los manzanos, la flor se marchita, enferma y seca, que no llega a formarse el fruto. Y cuando los echan sobre los trigos (que es al tiempo que están espigados, antes que comiencen a granar) las espigas se quedan vanas sin que lleguen a granar sino muy poco, y los granos imperfectos; y el poco pan que echan es mal sazonado y enfermizo. Y las habas se llenan de pulgón. Y aunque pierden sus frutos huelgan mucho de hacer estos daños por el contento que dan al demonio, y por el que los brujos reciben con los majes que hacen a sus prójimos.

webpolvosA las personas hacen mal, matándolas a haciéndolas enfermar con graves enfermedades por inducción del demonio, o por vengar sus enemistades. Y cuando han recibido algún enojo o agravio de alguna persona, llevan al aquelarre de los dichos polvos o ungüentos, y alguno de los pellejos de los sapos, y dan sus quejas al demonio contándole las causas de su enojo, y venganza que pretenden hacer, y pidiéndole (para las tales personas o para sus hijos) mal de muerte, o la enfermedad que pretenden que tengan, según el apetito de su venganza; y el demonio se la concede. Y luego se va en su compañía, y otras veces lleva consigo algunas brujas de las mas ancianas en la seta, y las va alumbrando con el cuerno que tiene en la frente, que aunque trae dos en el colodrillo, solo aquel es el que da luz, y les abre las puertas y guía hasta las camas donde están durmiendo, y les hecha su bendición y sueño que no pueden despertar; y luego la bruja que pidió venganza abre la boca a la persona de quien se pretende vengar, y le mete en ella unos pocos de aquellos polvos envueltos en un pedazo de pellejo de sapo, o les unta por el pescuezo y hombro izquierdo hacia los pechos, o en otras partes de su cuerpo con el dicho ungüento, diciendo: «el señor te dé mal de muerte (o tal enfermedad por tanto tiempo)». Y luego las tales personas comienzan a estar enfermas y a padecer muy grandes dolores y trabajos, muriendo en breve tiempo y con grandes ansias los que han de morir; y padeciendo grandes enfermedades y dolores las personas contra quien pidieron venganza de enfermedad.

Y entre otras muchas muertes, males y venganzas, más de veinte que confiesa haber cometido en la dicha forma Graciana de Barrenechea, reina del aquelarre de Zugarramurdi, dice que al tiempo que ella comenzó a tener amores con el demonio y ser privada suya, cobró de ello grande envidia y celos Marijuan de Odia, bruja que también tenía amores con él, y era la más favorecida de todas; y por esta competencia comenzaron a tener entre si emulación y pesadumbres, sintiendo mucho que a la dicha bruja le pesase de que ella fuese favorecida también por el demonio; por lo cual determinó de tomar contra ella venganza. Y una noche en el aquelarre dio cuenta al demonio de sus celos y competencias, y de cómo quería vengarse de ella matándola. Y que el demonio le respondió: «pues vos lo queréis, hágase así».

Y que estando en su cama otra noche que no era de aquelarre, el demonio con otras brujas ancianas la fue a despertar, y le dijo se levantase luego porque habían de ir a ejecutar la venganza que le había pedido. Y que esto el demonio lo hizo en noche que no era de aquelarre por coger a la dicha Marijuan de Odia descuidada y dormida, porque siendo, como era, bruja no pudiera ejecutar la venganza tan cómodamente en noche que fuera de aquelarre, pues ella había de estar despierta y en él. Y habiendo ido en compañía del demonio, entraron en su casa y ejecutaron su venganza dándole un pedazo de pellejo de sapo en que iban envueltos unos pocos de los dichos polvos. Y luego estuvo mala, que dentro de tercero día murió. Y todas confiesan grande número de muertes y males que han ejecutado en la dicha forma.

Y a los niños que son pequeños los chupan por el sieso y por su natura apretando recio con las manos y chupando fuertemente les sacan y chupan la sangre; y con alfileres y agujas les pican las sienes y en lo alto de la cabeza, y por el espinazo y otras partes y miembros de sus cuerpos; y por allí les van chupando la sangre, diciéndoles el demonio: «chupa y traga eso, que es bueno para vosotras». De lo cual, mueren los niños o quedan enfermos por mucho tiempo. Y otras veces los matan luego, apretándoles con las manos y mordiéndolos por la garganta hasta que los ahogan. Y a los mayores los azotan cruelmente con unos espinos o mimbres retorcidos, sin que ellos se puedan quejar ni despertar los que están en casa, porque el demonio los tiene encantados. Y refieren gran número de personas que han muerto y hecho que tuviesen gravísimas enfermedades. Y muy gran cantidad de niños que han chupado y ahogado, declarando sus nombres y los de sus padres, y el tiempo en que cometieron estas maldades.

Y el dicho Miguel de Goyburu, entre muchas personas, hombres, mujeres y criaturas que confiesa haber muerto en la dicha forma, declara que chupó por el sieso y por la natura, hasta que le mató, un sobrino suyo, hijo de su hermana. Y la dicha María de Iriarte, que por las dichas partes chupó y ahogó, apretándolos con las manos y con la boca por la garganta, nueve criaturas; y con los dichos polvos y ponzoñas mató tres hombres y una mujer, declarando los nombres de todos ellos y los males que padecieron hasta morir dentro de pocos días; y otro gran número de niños, hombres y mujeres a quien causó diferentes males y enfermedades, refiriendo las causas de su venganza.

Y Estebanía de Iriarte, su hermana, y Graciana de Barrenechea, su madre, refieren cosas muy notables y muertes que han hecho, que por ser tantas no se declaran en particular en sus sentencias.

Y Estebanía de Telechea confiesa haber muerto una nieta suya echándole unos pocos de los polvos en las migas que le dieron a comer, solo porque habiéndola tomado en brazos se le ensució en un avental nuevo que tenia puesto. Y que a un muchacho grande porque le dijo: «¡ah, puta vieja! el pescuezo te se tuerza», le aguardó en cierta parte por donde había de pasar, y llevando la mano untada con los ungüentos ponzoñosos, trayéndosela por la cabeza y el pescuezo, como que le halagaba, le causó una grave enfermedad con que dentro de pocos días murió. Y refiere otras muchas muertes y males que de día hizo con los dichos polvos y ponzoñas, llegando como en burla a tocar con ellos a las personas que pretendía hacer los dichos males.

Y María Presoná y María Joanto, hermanas, refieren que el demonio en el aquelarre les dijo que ya había mucho tiempo que no hacían males (como acusándoles al descuido que en esto tenían), por lo cual ambas se concertaron de matar un hijo de la una y una hija de la otra, que ambos eran de edad de ocho a nueve años. Y para ello, les echaron unos pocos de los dichos polvos en unas escudillas de caldo que les dieron a comer, con que dentro de ocho días murieron ambos. Y que esto lo hicieron solo por dar contento al demonio, que después se les mostró agradecido porque los mataron.

Y el dicho Miguel de Goyburu y María de Zozaya, y otros brujos de los más ancianos, refieren que también emponzoñaban manzanas, peras, nueces y otras frutas, poniéndoles unos pocos de los polvos en las partes donde les quitaban los pezones o en algún agujero sutil y disimulado que les hacían, y las daban a las personas que querían hacer males, con que enfermaban si las comían, y padecían grandes trabajos.

Siempre que mueren algunos brujos. o los brujos han muerto algunas personas o criaturas, después de enterrados, en las primeras noches que han de ir al aquelarre, se juntan los brujos con el demonio y sus criados, y llevando consigo azadas van a las sepulturas y desentierran los tales muertos. Y quitándoles las mortajas los parientes más cercanos (con machetes que para ello llevan) los abren y sacan las tripas y los descuartizan encima de la sepultura para que lo que cayere del cuerpo todo quede en ella. Y luego lo cubren con la tierra, concertándola y poniéndola el demonio de la manera que estaba, que no se echa de ver que han andado en ella. Y luego toman acuestas al difunto los parientes más cercanos, y llevando los padres a sus hijos y los hijos a sus padres y hermanos, las mujeres a sus maridos y los maridos a sus mujeres, se van con mucho regocijo y contento al aquelarre y los despedazan en puestas, y los dividen en tres partes: una cuecen, otra asan, y la otra dejan cruda.

webAntropofagiaY sobre una mesa que tienden en el campo con unos manteles sucios y negros, y se lo comen asado, crudo y cocido, comiendo el demonio el corazón, y sus criados la parte que les cabe. Y a los sapos vestidos les dan también su parte, que la comen piafando y gruñendo entre todos. Y afirman que aunque más podridas y hediondas estén las carnes, les saben mejor que carnero, capones y gallinas, y mucho más que todo la carne de los brujos. Y que la de los hombres es mejor y más sabrosa que la de las mujeres. Y que en la misma forma desentierran y comen otras muchas personas que no son brujos y mueren de sus enfermedades; y los huesos los recogen y guardan para otra noche.

Y la dicha Graciana de Barrenechea declara que por ser ella la mas preeminente de todos los brujos y reina del aquelarre, le pertenecía toda la carne, pan y vino que sobraba en los dichos banquetes; y los recogía y llevaba a su casa, y en ella lo guardaba en un arca grande que tenia, porque su marido y una de sus hijas y el yerno (que no eran brujos) no lo viesen. Y cuando no estaban en casa, sacaban la dicha carne y la asaban y comían ella y dos de sus hijas (que eran brujas) y los dichos Miguel y Joanes de Goyburu y otros de los dichos brujos, que eran sus parientes. Y aunque la carne estaba muy hedionda, con todo eso les sabía muy bien y la comían con mucho gusto. Y refieren mucho número de personas, hombres y mujeres, niños y niñas, que comieron en la dicha forma, y las personas que los llevaron al aquelarre, y los descuartizaron y repartieron; declarando los padres que han comido a sus hijos, y los hijos a sus padres.

webvuelo en escobaY el dicho Joanes de Goyburu refiere que también las noches que no eran de aquelarre se solían juntar ciertas personas de los dichos brujos (que declaró) en su propia casa, y de ella iban a desenterrar algunos muchachos que se habían muerto, y llevándolos a su casa hacia banquetes, comiéndolos asados. Y entre otros, refiere que desenterraron y comieron su propio hijo, poniendo en los dichos banquetes el pan y vino de su casa, que después el gasto repartían entre todos, y lo pagaban a escote.

La primera vez que después vuelven al aquelarre, echan a cocer los huesos del difunto que comieron antes, y con ellos las hojas, ramas y raíces de una yerba que en vascuence llaman belarrona, que tiene virtud de ablandar los huesos y los pone como si fueran nabos cocidos. Y una parte de ellos comen, y otra el demonio y brujos más ancianos la machan en unos morteros, y los exprimen con unos paños delgados, y sacan de los dichos huesos una agua clara y amarilla que el demonio recoge en una redoma, y el cisco que queda de los huesos y los sesos de los difuntos los recogen los criados del demonio, y los guardan para hacer polvos y ponzoñas. Y de la dicha agua amarilla da el demonio una poquita a cada uno de los brujos mas privados, que tiene reservados para que cometan mayores maldades. Y es tan grande la ponzoña y fuerza de aquella mala agua, que tocando con ella cualquiera persona en cualquier parte de su cuerpo, con mucha brevedad, muere sin que haya remedio humano para ello.

Y la dicha María de Iriarte refiere que con ella mató cuatro personas; y que habiendo una vez hecho la dicha agua ponzoñosa, el demonio la persuadió a que bebiese un trago; pero que ella no la quiso beber, porque si la bebiera sabia que se había de morir luego. Y el demonio le dijo que bebiese como él bebía. Y que ella vio que aunque el demonio bebió de la dicha agua no por ello se murió; pero con todo eso no quiso ella beber, aunque más el demonio se lo rogaba. Y la dicha María de Zozaya declara que para se vengar de un hombre, habiendo puesto a asar un huevo, le tocaron con una gota de la dicha agua al tiempo que se estaba asando y de haberle comido padeció grandes trabajos y tormentos hasta que murió.

Y por dar fin a tantas y tan grandes y espantosas maldades con la burla de la caza. Entre otras cosas que refiere la dicha María de Zozaya, declara que habiendo en la villa de Rentería un clérigo cazador, muchas veces iba a caza, le decía: «señor compadre, maté muchas liebres para que nos dé lebrada a todos». Y luego se iba a casa, y habiéndose untado con el agua hedionda que se untaba para ir al aquelarre, caminaba hacia la parte donde iba el dicho clérigo, y el demonio la ponía en figura de liebre, y arremetiendo contra ella los galgos, corría por los campos haciéndoles muchas burlas y revueltas hacia todas partes; con que el clérigo y las demás personas que con él iban andaban desatinados corriendo tras los perros, porque siempre revolvía hacia donde andaban los cazadores, con que con mayores voces y furia la perseguían; y no cesaba de hacerles burlas hasta que los galgos y cazadores de cansados la dejaban; con que, burlados y sin caza ninguna, se volvían a sus casas. Y tras haber oído tantas y tan grandes maldades en dos días enteros que duró el Auto, después de gran rato de la noche nos fuimos todos santiguándonos a las nuestras.

© Francisco Arroyo Martín. 2009

Para citar este artículo desde el blog:

ARROYO MARTÍN, FRANCISCO. Brujería en la España del siglo XVII. El proceso de Zagarramurdi (https://elartedelahistoria.wordpress.com/2009/07/30/brujeria-en-la-espana-del-siglo-xvii-el-proceso-de-zagarramurdi/). 2009

13 comentarios el “Brujería en la España del siglo XVII. El proceso de Zagarramurdi

  1. potnia
    31 julio 2009

    Dios mío, ¿cuánto tiempo has tardado en realizar este post? je,je Menudo estudio. Felicidades.

  2. Francisco Arroyo Martín
    31 julio 2009

    Gracias. Espero que te agrade. La verdad es que la mayor parte lo ocupa la transcripción del Auto de Fe que recomiendo encarecidamente que se lea.
    Un saludo.

  3. Conrado
    25 diciembre 2009

    Estimado Francisco, soy de Puebla de los Ángeles, México y me gustaría mucho contactarte para una invitación a un congreso en mi ciudad. Será en octubre de 2010. Considero que le caerías de perlas a una mis maestras. Abrazos

  4. Francisco Arroyo Martín
    28 diciembre 2009

    Estimado Conrado:
    Para mi sería un orgullo y un gran placer poder asistir. Me encantaría poder visitar algún día México y lo poco que he podido buscar de tu ciudad me ha puesto los dientes largos (como decimos por aquí): me parece una ciudad con un pasado histórico muy importante, de lo que algo sabía, pero lo que me ha sorprendido es su gran importancia cultural y sobre todo económica. Felicidades.
    Te remitiré mi dirección de correo
    Te quedo muy agradecido por tu comentario y envíale un saludo a tus maestras de mi parte.
    Un fraternal saludo.

  5. alonso ruvalcaba
    14 julio 2010

    francisco,

    acabo de encontrar tu post. es fascinante. la verdad es que desde hace algunos años me ha intrigado muchísimo la transcripción de ese auto de fe (por ejemplo: en este artículo que publiqué sobre canibalismo clic) y sinceramente me encantaría hallar la transcripción con su ortografía original. ¿sabes dónde podría conseguirla?

    un saludo

    felicidades por tu excelente blog.

  6. Francisco Arroyo Martín
    29 julio 2010

    Estimado Alvaro.
    Muchas gracias por tus amables palabras y felictaciones.
    La obra original la tengo localizada en la Biblioteca Nacional de Madrid con la signatura: VC/248/71. está publicada por Juan de Mongaston en 1611 bajo el título siguiente: Relación de las personas que salieron al Auto de Fe que los señores don Alonso Becerra Holguín, del hábito de Alcántara, licenciado Juan Valle Alvarado, y licenciado Alonso de Salazar y Frías, inquisidores apostólicos del reino de Navarra y su distrito, celebraron en la ciudad de Logroño en 7 y 8 días del mes de noviembre de 1610 años, y de las cosas y delitos por que fueron castigadas
    Por cierto, he leido tu artículo y me ha parecido muy interesante. Sobre hechos relacionados con el canibalismo tengo publicado en este mismo blog otra entrada que puede que te agrade:
    Ataques caníbales por bandoleros en el siglo XII
    Un saludo.

  7. Pingback: Viajes con mi tía » Blog Archive » Brujas

  8. Ramiro Barrenechea Zambrana
    16 agosto 2014

    Gracias por la información. Ahora tengo máspistas para recontruir la historia de los ejecutados en Zugarramurdi. Hasta ahora seguí sus huellas que se originan en Béziers y Montségur, al otro lado de los Pirineos, en el Lnguedoc. Pero también en el trasfondo de las luchas dinásticas delos reinos de Navarra, Castilla, Francia, que encubrían en los autos de fe su lucha por teritorio y poder. Llegaré un día a exhumar las cenizas de mi antecesora D. Graciana. Entretanto sigo investigando. Saludos

  9. Francisco Arroyo Martín
    16 agosto 2014

    Gracias, Ramiro por tu comentario. Me alegro de haberte servido de alguna utilidad y te deseo toda la suerte y ventura en tu búsqueda. Un abrazo.

  10. jose pimienta serrano
    5 abril 2015

    gracias tremenda pagina tremendas fotos , la grave en mi pc muchas gracias

  11. Savage Nureyev
    10 septiembre 2015

    HOLA! ME HA PARECIDO MUY INTERESANTE ESTE POST! HA PUESTO BASTANTE LUZ A MI IGNORANCIA EN EL TEMA. Y LA DUDA QUE ESTA CARCOMIENDO MI PACIENCIA ES SOBRE DONDE PUEDO ENCONTRAR EL ORIGINAL DE LA PRIMERA FOTO DEL POST? LLEVO ALGUNOS AÑOS BUSCANDO INFORMACION DE ESA IMAGEN, SIN TENER EXITO. ESTOY MUY INTERESADA EN SABER MAS DE ELLA, QUIEN ES EL AUTOR, EN QUE CONCEPTO FUE UTILIZADA,EN QUE AÑO SE HIZO, DE QUE HABLA, QUE SIGNIFICAN LOS SIMBOLOS, QUE SIGNIFICA LA IMAGEN COMO UN TODO… ETC. OJALA PUEDA AYUDARME! GRACIAS Y FELICIDADES!

  12. Francisco Arroyo Martín
    10 septiembre 2015

    Hola, me agrada que te haya parecido interesante el post. En cuanto a la imagen es la representación gráfica de un sello utilizado por el filósofo, astrónomo, matemático, alquimista… John Dee (1527-1609) que pretendía tener contactos con el arcángel Uriel. El sello está depositado en el Museos Británico junto con otras cinco piezas que al parecer este gran pensador utilizó para sus prácticas herméticas y mágicas.
    Se le conoce como “el sello de Dios”, si bien su nombre es “Sigilum Dei Aemeth” y lo usaba en sus prácticas exotéricas como protección para la magia ceremonial, con el fin de evitar la entrada de entidades negativas.
    Hay bastante información en la red al respecto.
    Te remito el enlace de wiquipedia y algunas imágenes.
    Un saludo y gracias por tu comentario.
    Enlaces Wiquipedia:
    https://es.wikipedia.org/wiki/John_Dee
    https://en.wikipedia.org/wiki/Sigillum_Dei
    Sellos de Dios
    Jhon Dee
    Sello de Dios del Museo Británico

  13. Pingback: 03 – Las Cazas de Brujas | Humo y Espejos

Deja un comentario