El Arte de la Historia

La Historia no es una ciencia, es un arte. Anatole France

El patrocinio artístico femenino en la edad moderna a través del caso de Dª Policena Spínola (1600-1638), marquesa de Leganés.


El patrocinio artístico femenino en la edad moderna a través del caso de Dª Policena Spínola (1600-1638), marquesa de Leganés.

 


Comunicación presentada en la XIII Reunión Científica de la FEHM, celebrada e Sevilla, 4 a 6 de junio de 2014.

Comunicación publicada en:

ARROYO MARTÍN, Francisco, «El patrocinio artístico femenino en la Edad Moderna a través del caso de Dª Policena Spínola (1600-1638), marquesa de Leganés», Comercio y Cultura en la Edad Moderna, Juan José Iglesias Rodríguez, Rafael M. Pérez García, Manuel F. Fernández Chaves (eds.), Sevilla: Universidad de Sevilla, 2015, pp. 2527-2538. ISBN: 978-84-472-1746-5.



Resumen:

El papel subordinado de la mujer en las sociedades modernas no impidió la existencia de casos de patrocinio artístico y cultural en el ámbito de la nobleza española. Con doña Policena Spínola, I marquesa de Leganés, nos encontramos frente a uno de ellos. Esta mujer, hija Ambrosio Spínola, formada en Italia, se casó en 1627 con Diego Messía Felípez de Guzmán, marqués de Leganés y creador de una de las mayores colecciones de arte de Europa. El recién creado marquesado de Leganés utilizó la cultura y sus manifestaciones artísticas para engrandecer y amplificar socialmente su nuevo linaje; pues bien, en esta tarea de patrocinio y mecenazgo artístico es destacable el papel activo que asumió Policena Spínola. Debido a las prolongadas ausencias de la Corte de su marido, asumió con brillantez la gestión y administración de los palacios y de las obras de arte suntuario que contenían, contribuyendo, a través del «arte cotidiano», a la definición de la estética barroca. Además, destacó con iniciativas propias que iban desde patronatos píos hasta el patrocinio de obras literarias: entre las cuales encontramos hagiografías de hombres piadosos junto con otras de carácter mucho más mundano, fruto del ingenio de Alonso Jerónimo de Salas.
Abstract:
The subordinate role of the women in the modern society does not prevent the existence of artistic and cultural sponsorship within the limits of Spanish Nobility. Mrs. Policena Spínola, I Marquise of Leganés, is one of these cases. This woman, daughter of Ambrosio Spínola, was educated in Italy and later got married in 1627 with Diego Messía Felípez de Guzmán, Marquis of Leganés and the creator of one of the greatest art collections in Europe. The newly created Marquisate of Leganés used culture and its artistic expressions in order to enlarge and amplify his new lineage socially. Well, then this task of artistic sponsorship and patronage actively assumed by Policena Spínola was remarkable. Due to the lengthy absences from the Court of her husband, she assumed brilliantly the administration and management of the palaces and the exquisite works of art that it contained, contributing through “daily art” in the definition of the baroque style. In addition, she stood out with her own initiatives that ranged from devout patronage to the patronage of literary work: among which was hagiography’s of merciful men together with others much more the worldly brainchild of Alonso Jerónimo de Salas.


Comunicación

la mujer y el patrocinio artístico

Es de sobra conocido que en las sociedades modernas a la mujer le toco vivir un papel subordinado respecto al hombre; ahora bien, esto no impidió la existencia de casos de patrocinio artístico y cultural en el ámbito de la nobleza española. Con esta comunicación lo que pretendo es acercarme a uno de ellos: concretamente al protagonizado por doña Policena Spínola, I marquesa de Leganés.

Como veremos, el recién creado marquesado de Leganés va a utilizar la cultura y sus manifestaciones artísticas para engrandecer y amplificar socialmente su nuevo linaje; pues bien, dentro de esta tarea de patrocinio y mecenazgo artístico queremos destacar el papel que alcanzó Policena Spínola. Se trata de una mujer que tuvo que asumir (lo que hizo, además, con brillantez) la gestión y la administración de la Casa nobiliaria; incluyendo, evidentemente, los palacios y las obras de arte suntuario que estos contenían, contribuyendo, a través de este «arte doméstico o cotidiano», a la definición de la estética y de la iconografía barroca.

Sin olvidar, además, que se trata de una mujer que destacó con iniciativas propias que iban desde patronatos píos hasta el patrocinio de obras literarias.

La cultura como medio de promoción social

Lograr, mantener y agrandar el reconocimiento social se convirtió en todo un reto para la aristocracia moderna española, y a este fin destinaron ingentes recursos, entre los cuales el patrocinio artístico y cultural fue uno de los más relevantes.

Marqués Leganés Rubens

Rubens, Retrato del marqués de Leganés, ca. 1630-35. colección Rudolf August Oetker Bielefeld, Alemania

Evidentemente, los primeros marqueses de Leganés participaron plenamente en esta estrategia, cuya meta era lograr el reconocimiento social de su «status» estamental. A este fin utilizaron todas las herramientas a su alcance, desde el patrocinio de entidades religiosas, hasta la plasmación gráfica de los hechos más reseñables de su linaje a través de las representaciones directas o simbólicas. Es precisamente éste, el origen de la faceta cultural más conocida del marqués de Leganés: su amplísima colección de arte, que alcanzó la cifra de 1.333 obras.

Siendo el marqués de Leganés un caso paradigmático de la aplicación de las manifestaciones culturales para magnificar y exaltar su figura y la de su linaje, en este artículo hemos querido fijar nuestra atención en el papel que en esta política de enaltecimiento jugó su primera mujer, Dª Policena Spínola, y en qué grado su experiencia pudiera ser extensible a la investigación de la mujer en la sociedad barroca española.

Con la nueva Corte que se genera con el reinado de Felipe III, también se crea un nuevo estilo cortesano y un nuevo espacio cultural que ofrecía a los autores de renombre la posibilidad de dedicar y ofrendar sus obras a cambio de algo más que dinero.

Efectivamente, más allá del interés económico, el patronazgo se convierte en un sistema de intercambio social de mutuo beneficio entre el artista y el patrocinador; el artista, por un lado, pretendía ingresar en un círculo clientelar y el patrono, por otro, un medio para mejorar su proyección social. El mecenazgo se convierte, así, en una expresión más del sistema escalonado de relaciones sociales basado en el clientelismo.

¿Exisitió la mujer mecenas?

Ahora bien, dentro de este componente social del mecenazgo, cabe preguntarnos cuál fue el papel de la mujer como mecenas, si verdaderamente existió, qué mujeres lo ejercieron, en qué condiciones, y si podemos hablar de un modelo diferenciado.

La minusvaloración social e intelectual hacia la mujer que se aprecia en los tratados de educación femenina de la época, así como en multitud de manifestaciones literarias, tiene su correspondencia en el ordenamiento jurídico. En este sentido, las leyes de Toro de 1505 indican en las leyes 54 y 55 expresa y taxativamente las limitaciones jurídicas y económico-administrativas que se imponían a la mujer casada.

Coleción archiduqe leopoldo_Teniers

David Teniers el Joven (1610 – 1690) Archiduque Leopoldo Guillermo en su galería en Bruselas, ca. 1653. Conde Harrach, colección familiar

A pesar de todo, la extendida creencia de la dependencia absoluta de la mujer casada respecto al marido se está empezando a cuestionar en estudios que sitúan a la mujer aristócrata con una mayor capacidad de actuación y de decisión. Evidentemente, la autonomía a la hora de disponer y de acordar es un aspecto fundamental para esclarecer el patrocinio femenino. Hasta el momento, en los estudios de la mujer y su relación con la cultura en el Siglo de Oro apenas se ha tratado a ésta como promotora artística, si exceptuamos a contadas singularidades como Isabella d’Este, Margarita de Austria o Isabel la Católica.

Anthony van Dyck. Lady with a Fan, c. 1628. National Gallery of Art , Washington DC.

Noelia García Pérez ha señalado acertadamente las interrogantes que nos acercarán a descubrir la interacción de la mujer-mecenas con el artista:

  • «¿Existe una estética femenina?
  • De existir: ¿Qué factores influyeron en su formación?
  • ¿Cuáles fueron los principales campos de actuación de estas patronas?
  • ¿Hasta qué punto se veían condicionadas por las figuras masculinas al ejercer su patronazgo?
  • ¿Demandaban un estilo o iconografía determinada?
  • Y de ser así, ¿qué repercusiones tuvo este gusto en la demanda contemporánea y en la evolución de la historia del arte?»

Repuestas a las que, modestamente, queremos aproximarnos.

Policena Spínola dentro de la estrategia de promoción cultural de los marqueses de Leganés

Además de la colección de arte ya indicada, dentro de la estrategia de promoción cultural del marqués de Leganés no faltó el típico patronato conventual, concretamente el de San Basilio el Magno de Madrid. En este caso, quiero resaltar la intervención directa de Policena Espínola, ya que se debió a un mandato de su testamento; demostrando, así, su influencia en la estrategia de enaltecimiento del joven marquesado.

Ahora bien, ¿contaba esta mujer con los recursos y con criterio suficiente para poder ejercer el patrocinio artístico de forma independiente? A nuestro entender, estimamos que sí. Hablamos de la que fue la segunda hija de Ambrosio Spínola, I marqués de los Balbases, que había nacido en Génova en 1600 y que fue educada desde niña en el convento de San Leonardo de esa ciudad. Gabriel de Aranda, (biógrafo del cardenal Agustín Spínola, que era su hermano), refleja en su persona los valores que constituían el ideal de vida modesta y recatada de la casada cristiana, destacando su afición a la lectura de libros espirituales y devotos.

Policena Spínola se casó en 1627 con Diego Messía de Guzmán, primo y protegido de Olivares y, en esos días, recién titulado como marqués de Leganés. En este sentido hay que destacar la importancia económica de la dote matrimonial, que significará prácticamente la mitad de los bienes que en 1630 se vincularán al mayorazgo que crean los marqueses de Leganés y en el cual ya se refleja el alcance que las manifestaciones culturales van a tener en el devenir de este matrimonio. Sin olvidar, por último el papel activo que va a tener que asumir en la gestión y administración de los bienes de la casa nobiliaria.

En cualquier caso, la primera muestra de patrocinio que encontramos de esta mujer no concuerda con la descripción de los gustos literarios que hemos visto: así, en 1623, recién llegada a la Corte madrileña, Salas Barbadillo le dedica su obra Don Diego de noche.

Don diegoDebido al desarrollo argumental de Don Diego de noche, que se mueve entre lo picaresco y lo folclórico, no parece que sea la obra más apropiada para dedicársela a una dama de honor de la reina; pero también es cierto que la mayoría de las aventuras acaban con el valor tan católico del arrepentimiento. A pesar de todo, existen dos versiones de la primera edición de la obra. En la que parece dirigida a Policena la portada es distinta, destacándose la personalidad a quien se dedica la obra; y se han sustituido dos episodios de un cierto contenido sexual por otros más recatados. Sin duda, la obra buscaba el amparo del padre de Policena, Ambrosio Spinola, a quien el autor le dedica una silva laudatoria al final del libro.

La segunda obra dedicada a Policena Spínola sí se adecúa a lo que nos contaba Gabriel Aranda sobre su persona. Se trata de una hagiografía sobre la vida de Bernardino de Obregón (fundador de la congregación de los Hermanos Enfermeros Pobres) escrita por Francisco de Herrera y publicada en 1633. Del autor sabemos que fue un prolífico autor que destacó en la traducción de obras de autores clásicos y renacentistas. En la dedicatoria (redactada por Gracián de la Madre de Dios, hermano mayor de la congregación) se destacan las virtudes piadosas y la extrema caridad de la destinataria y de sus más allegados: su padre, su hermano y su marido.

Apoderamiento de Policena Spínola

Ya hemos señalado las leyes que limitaban la capacidad de actuar de las mujeres casadas, pero en el mismo ordenamiento de Toro, en la ley 56, se regula la licencia marital, que era el mecanismo por el cual la mujer podía ejercer con plena potestad las prohibiciones señaladas.

A pesar de que el marqués de Leganés contó con personal de confianza a quienes otorgaba poderes especiales para actuar en su nombre, ninguno fue tan especial como el que le «otorgó» a su mujer el 15 de febrero de 1630, justo en el instante anterior de la creación del mayorazgo ya referido, lo que evidencia su interrelación.
Se trata de un poder casi absoluto que autorizaba a Policena Spínola para que pudiera actuar como soltera y a realizar, en el nombre del marqués de Leganés y en el suyo propio, cualquier tipo de operación económica o judicial; incluso a ejercer la potestad jurisdiccional en las posesiones señoriales. Tan solo se reservaba el marqués la potestad de testar.

Este poder lo ejerció Policena en asuntos de suma importancia como fue, por ejemplo, la compra, en 1634, de numerosas tierras en Morata de Tajuña (donde tenían un suntuoso palacio). Lo que nos lleva a pensar que, igualmente, lo debió ejercer en las tareas de administración de su casa y en la adquisición de la infinidad de objetos suntuarios que acumularon y cuyo fin era la ostentación pública de riqueza y poder.

La impronta femenina en la estética barroca

Policena murió en 1639 tras apenas 12 años de matrimonio. En esos años las ausencias de su marido de la Corte sumaron más de siete años: viajes a Bruselas, pasaje del cardenal-infante, gobierno de Milán,… Son años en los cuales se consolidó, en todos los sentidos, la recién creada Casa de Leganés. La poca correspondencia que nos ha llegado de la gestión doméstica de las propiedades del marqués de Leganés en sus ausencias nos habla del importante papel que tuvo su primera esposa. Y si bien, con toda seguridad, las adquisiciones más notorias de su colección de arte se debieron a la decisión directa del marqués de Leganés, sin duda las pinturas más “ordinarias”: la galería familiar, los cuadros ornamentales y decorativos que tiene la colección, etc., contarían con la participación de la marquesa de Leganés, tanto en la contratación como en la elección de los motivos, contribuyendo así en lo que se ha venido a llamar la estética femenina del barroco.

Dyck, Antonio van, Policena Spínola, marquesa de Leganés, ca. 1627.  Museo del Prado de Madrid

Dyck, Antonio van, Policena Spínola,
marquesa de Leganés, ca. 1627.
Museo del Prado de Madrid

En cuanto a los objetos de arte suntuario, su atesoramiento casi desmedido, queda perfectamente reflejado en el inventario de bienes que dejó el marqués tras su muerte. La relación de bienes libres y vinculados al mayorazgo encierra verdaderos tesoros de este tipo de arte, en el cual es fácil colegir que la marquesa de Leganés tuviera una decisiva participación, tanto en la adquisición como en el encargo de muchos de ellos. Se trata, en definitiva, de una infinidad de artículos que conformaban una buena muestra del arte cotidiano y que entonces definía en gran medida el gusto y la estética barroca; pues en esos momentos la producción era, casi en su totalidad, artesanal, e incluso las piezas de taller se adaptaban a la demanda.

Las características de las mujeres patronas

Todo parece indicar que en muchos casos el papel de la mujer casada quedó oculto por la gran dependencia que tenia respecto al marido, lo que nos obliga, para obtener conclusiones, a movernos en terreno pantanoso, entre la especulación y el sentido común, más que en la constatación documental a la que estamos obligados.

En nuestro caso queda patente que hablamos de una mujer de una elevada posición y de una gran proyección social, con destacada presencia cortesana, poseedora de un importante bagaje cultural y de un inmenso poder económico. Características que la convierten en una clara candidata al patrocinio cultural.

Con los apuntes señalados podemos aventurar (a la espera de estudios más definitivos) que la cultura y sus manifestaciones artísticas sirvieron a la mujer con capacidad para ejercer el patrocinio, al igual que a los hombres, para mostrar su relevancia social y su riqueza. La principal diferencia estribó en que, mientras las grandes colecciones y obras de arte que tenían una mayor proyección pública eran patrimonio masculino, el ámbito de decisión femenina dentro de la promoción artística se limitó, en la mayoría de los casos, al ámbito doméstico, privado y religioso. También podemos colegir que si reconducimos la mirada y nos alejamos de las grandes y reputadas obras de arte para acercarnos mucho más al arte cotidiano, descubriremos que las mujeres patronas contribuyeron a la conformación de una iconografía y de una estética determinada a través de sus encargos y patrocinios.

© Francisco Arroyo Martín. 2014

Para citar este artículo desde el blog:

ARROYO MARTÍN, Francisco, El patrocinio artístico femenino en la edad moderna a través del caso de Dª Policena Spínola (1600-1638), marquesa de Leganés, (https://elartedelahistoria.wordpress.com/2014/06/16/el-patrocinio-artistico-femenino-en-la-edad-moderna-a-traves-del-caso-de-da-policena-spinola-1600-1638-marquesa-de-leganes/). 2014

 

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